Juan Carlos García Valdés
Empezar a hablar en otro idioma no es sencillo. Requiere
valor. En ocasiones no nos atrevemos ya que pensamos que nuestra pronunciación
no es adecuada o que aún nos faltan muchas palabras por conocer. A continuación
les voy a compartir la técnica del círculo virtuoso, una técnica que una de mis
alumnas puso en práctica y que le ha dado muchos resultados. He aquí los pasos
a seguir.
Paso 1: Identifica un
tema que te apasione
Ella escogió la medicina, pero cada uno de ustedes puede
seleccionar lo que más le guste o convenga: un artista, fútbol, la historia,
etcétera.
Paso 2: Identifica los
materiales en los que puedes encontrar información al respecto (en el idioma
que quieres aprender)
Actualmente esto significa principalmente páginas de internet, si bien no hay por qué descartar otras opciones como libros, revistas
o periódicos. Ella, por ejemplo, visitó páginas en donde había artículos
médicos e imágenes de los distintos aparatos y sistemas del cuerpo humano.
Otras personas, de acuerdo con el tema que hayan escogido, podrían visitar
YouTube, redes sociales o foros.
Paso 3: Utiliza estos
materiales y ve haciendo anotaciones
Después de leer o de ver los videos correspondientes, es
conveniente que sistematices el aprendizaje. Puedes hacer un glosario con el
vocabulario más importante, un mapa mental o una presentación (esto último fue
lo que hizo ella).
Paso 4: Platícale a
alguien lo que aprendiste
Para muchos este paso puede ser el más difícil, pero créeme
que será también el que te dé más resultados. ¿Por qué? Porque, como el título
de esta entrada lo dice, el proceso se convierte en un círculo virtuoso. La
razón es sencilla: como ya leíste bastante al respecto (o viste muchos videos),
ahora tienes más vocabulario para poder hablar. Por lo tanto, tu confianza
aumenta y pronto es visible que puedes comunicar muchas más ideas de las que podías
expresar previamente.
Afortunadamente, el proceso no termina ahí. Debido a que
estás dialogando, tu interlocutor – directa o indirectamente – te brindará
retroalimentación muy valiosa. Tal vez diga palabras que ya habías visto en los
textos o en los videos pero que todavía no terminabas de comprender. Tal vez tu
interlocutor pronuncie una palabra de una forma inesperada y tú puedes
relacionar dicha pronunciación con un vocablo específico o también es probable
que él o ella utilice palabras que no habías visto o escuchado, pero que
gracias al contexto son entendibles. Toda esta retroalimentación te será muy
útil en el siguiente y último paso.
Paso 5: Completa el
círculo
De la plática seguramente saldrán nuevas ideas o nuevos
conceptos sobre los que quieras investigar más. ¡Hazlo! Regresa a los libros o
a los videos o al material que estés ocupando y aprende más sobre el tema. Y
por supuesto no olvides agendar una próxima conversación en la que puedas
incorporar las nuevas palabras, estructuras y expresiones que hayas aprendido.
Suena muy bien, pero no
tengo con quién platicar
Este pretexto era creíble hace algunas décadas cuando todavía
no teníamos internet, pero ahora es prácticamente inadmisible. Si buscas bien,
puedes encontrar muchas opciones. A continuación menciono algunas, pero
seguramente existen muchas más: un amigo con un nivel del idioma que quieres
aprender igual o mejor que el tuyo, un asistente de lengua (cada vez más las
universidades tienen al menos uno), un maestro o ex-maestro, un familiar que
radique en Estados Unidos (la mayoría de los mexicanos – supongo que la
situación debe ser similar en otras partes de América Latina – tenemos al menos
un pariente en la Unión Americana), un turista que visite tu ciudad o un
extranjero que viva cerca de donde radiques, un forista interesado en el mismo
tema, un amigo de Facebook de otro país o un usuario de Skype con el que tal
vez puedas hacer un intercambio de idiomas.
Manos a la obra
Escoge tu tema ahora mismo, identifica los materiales que
puedes aprovechar, sistematiza tu aprendizaje y platica tanto como te sea
posible. Además, recuerda que los verdaderos beneficios de esta técnica se dan
cuando la utilizamos repetidamente. No pongas pretextos y busca a esa persona
con la que puedas platicar acerca del tema que te gusta o apasiona (mi alumna,
por ejemplo, platica tanto con maestros y ex-maestros como con un familiar en
Estados Unidos). Si lo haces, pronto verás que tu fluidez y tu capacidad de
expresar ideas en el otro idioma mejoran significativamente. Además, tendrás la
ventaja de utilizar la lengua que quieres aprender de forma práctica, por lo
que no te quedarás únicamente en el escalón en el que muchos se quedan: el
conocimiento gramatical. ¡A platicar se ha dicho!
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