jueves, 11 de enero de 2018

Amo al Brandon: Conceptos para transformar nuestra vida y nuestro inglés

Juan Carlos García Valdés

Este año llevo 30 kilómetros corriendo (comparados con 400 metros del año pasado), estoy a punto de terminar mi primer libro leído, he visto mucho más a mis amigos y familiares, he cantado más, he sido mucho más efectivo al momento de motivar a mis alumnos y, la verdad, todo se lo debo a una persona: todo se lo debo al Brandon.

El Brandon la verdad no se llama así, pero es que cuando le conté a my sister sobre este individuo ella decidió modificar un poco el nombre original, de Brendon a Brandon, y pues quién va a negar que esta versión tropical no tiene una connotación singular que llama, atrae y cautiva, y pues este blog necesita rating.

Brendon es en realidad una forma de llamar a Brendon Burchard, un autor, conferencista y coach muy exitoso, y déjenme les platico, aquí entre nos, que hay tres conceptos que me han atrapado de él y que me gustaría que ustedes también los conocieran. Tal vez y como a mí me sucedió, a ustedes también les cambian la vida positivamente. Obviamente me enfocaré aquí al aprendizaje del inglés, pero ustedes pueden, claro está, llevar estas nociones a sus propios terrenos.


La predicción de las metas que se cumplirán

Apenas después de haber llegado a territorio Brendon, su página me preguntó si no quería hacer un pacto que por un momento pensé que iba a ser fáustico: proporcionarles mi correo a cambio de que me dejaran descargar el documento denominado 10 Predictors of Success. Le vi cara confiable al Brandon y me dije que la verdad sí estaba interesado en saber cómo se podía predecir el éxito. ¿Acaso aquello era posible? ¡Santo cielo!

Me apresuré a poner mi dirección electrónica y una vez que terminé de teclear el punto-com tuve acceso a una joya de esas que no se encuentran ni en El Dorado. Lo que propone Brendon es que uno puede saber si alcanzará o no sus metas y sueños incluso antes de mover un dedo y en uno de sus videos sugiere que se vayan contestando las diez preguntas con algún objetivo en concreto que tengamos.

Tú di salta y yo rano… o no sé muy bien cómo va el dicho, pero lo cierto es que, ni tardo ni perezoso, me propuse contestar ese bello quiz, aunque como siempre he sido un poco reacio a seguir las órdenes al pie de la letra, pues le tomé prestada su meta a una de mis alumnas y me aboqué, cual aguacate Hass o Zutano, sin la ayuda de ningún mengano, a ver si ella algún día hablaría bien la lengua de la Margaret, aunque me refiero aquí a la de Little Britain y no a la Thatcher. Conclusión: lo hablará muy pronto y muy bien.

No es espacio ni momento para contarles los recovecos del documento, pero sí puedo decirles que hubo un factor que me sorprendió dado el hecho de que casi nadie lo considera en las clases de inglés: la identidad futura.

En pocas palabras, lo que este aspecto indaga es si nuestra meta está estrechamente relacionada a la manera en la que nos visualizamos a nosotros mismos en el futuro y para bien de mi student y para mal de muchos otros students, ella recientemente dijo que quiere ser una excelente teacher de inglés (no era su plan en un inicio), y pues la visualización, en su caso, está más que cubierta (no porque todos los teachers la vayan a tener, sino porque puedo ver en ella una pasión por el idioma que casi nunca encuentro).

Digo asimismo que esto es para mal de muchos otros students porque desafortunadamente la mayoría de la gente que quiere aprender un idioma, English en este caso, se lo toma muy a la ligera: de vez en cuando aprenden una palabra, de vez en cuando dicen algo, de vez en cuando medio escuchan, medio leen y medio componen, y muchos años después los vemos en el lechugón (o lechón, como prefieran… es broma obvio) de su muerte con una frase que versa: “Ya ahora sí me voy a poner las pilas para aprender inglés”.

De acuerdo con los predictores de Brendon estas personas jamás aprenderán la lengua franca, y eso es cierto, debido a que, entre otras cosas, jamás pusieron nada en riesgo para alcanzar su meta. Ellos son ellos y si aprenden o no aprenden nada cambia y por lo tanto no aprenden. Si hubieran escrito en sus redes sociales “de aquí a un año hablaré inglés o de lo contrario seré un mediocre”, seguramente hubieran logrado mucho más, incluso si sólo fuera para evitar esa etiqueta negativa.

Ya les dije que no les hablaré de todos los indicadores aquí, que para eso pueden visitar directamente a Brendon en su casa virtual, pero sí que les diré que hay al menos uno más que me parece que se olvida mucho: el apoyo social.

¿Cuántas veces no les he preguntado a mis alumnos y alumnas que me digan quiénes forman parte de su equipo para aprender inglés para que me terminen contestando: “Pues tú nada más”? La verdad está bien que yo ayude a que mis alumnos progresen, esa es mi chamba después de todo, pero si el equipo somos solamente él y yo o ella y yo, pues la cosa está, pardon my French, más bien jodida.

Si queremos ser exitosos en la consecución de una meta, es preciso que tengamos un teacher, un coach, un confidant y también un mega chismoso al lado, un grupo de amigos, algunos nativos, y más y más gente que nos ayuden a hablar cada día más, a entender cada día más y a divertirnos en el proceso cada día más. Pero como buenos mexicanos que somos, a menudo le restamos importancia al trabajo en equipo y lo queremos hacer todo solos y a nuestra propia manera.


PQO

De esto sí, los mexicanos no tenemos ni idea. Para serles franco, como Guille o como René, yo también desconocía por completo este término hasta hace algunas semanas. Pero, ¡oh sorpresa!... gracias al Brandon ahora sé de qué se trata y lo puedo aplicar a mi vida diaria o, por qué no, para sonar con más caché, a mi cotidianeidad.

Pronunciado en inglés, pi-kiu-oh ya es algo que podría repetir hasta que un título del Cruz Azul nos despierte porque suena bello y cool. Pi-kiu-oh, pi-kiu-oh, pi-kiu-oh, como el getcha getcha getcha o el meetcha meetcha meetcha.

Y ante tanta revoltura se preguntarán ustedes de qué va el meetcha meetcha meetcha, pero la verdad yo sólo estoy aquí para contarles que si mejoraran su prolific quality output, otro gallo cantaría.

“¿Y ese prolific no sé qué output cómo se come o dónde se ordena?”, estarán ya indagando algunos bodoques. Pues yo lo entendí de la siguiente forma: se trata de aquello que podemos producir que es altamente valorado en nuestro campo y para no andar con medias tintas, me arriesgaré con un ejemplo bárbaro: Messi o Cristiano, en el mundo del fútbol, son los que más PQO tienen, puesto que lo que más se valora en el calcio son los goles y la generación de juego y pues estos muchachos tienen tela de donde cortar.

Imagínense ahora a un compositor que dijera: “pues a partir de hoy, me dedicaré todos los días a jugar en el parque que está por mi casa y me cansaré de hacerle goles a los troncos que por ahí se pasean”. Lo sentimos Mr. Composer, pero en tu área lo que más se valora no son los goles de inglesita y sombrerito, sino la cantidad de piezas musicales (obras maestras) que puedas crear. Y de ahí el valor de cada quien.

Habiendo dicho lo anterior, ¿cuál sería el pi-kiu-oh de un aprendiz del inglés? Reformulemos la pregunta para acercarnos un poco más a una respuesta convincente, si bien no única: ¿Qué podría ser realmente valorado si estuviéramos aprendiendo un idioma? Pues sin duda ninguna, como dirían mis compadres de Gijón, el conocimiento de un número cada vez mayor de palabras y Brendon en su libro High Performance Habits nos da la clave para avanzar realmente: los resultados empiezan a verse cuando le dedicamos un 60 por ciento del tiempo a nuestro pi-kiu-oh.

Señalo en el párrafo anterior que esta respuesta es convincente aunque no única dado que podríamos, lo creo firmemente, enfocar nuestro PQO a habilidades muy específicas por tiempos muy concretos, con lo cual desarrollaríamos aquello que es realmente valorado en cada habilidad de una manera mucho más efectiva, pero dejaremos esta idea para un desarrollo futuro.

Vayamos ahora mismo al tercer concepto.


10x

¡Ay Brendon! ¡Te inspiraste, me cae que sí! Y no voy a entrar aquí en detalles. Sólo los voy a dejar picados con la siguiente pregunta:

¿Aquello que hacemos… lo podríamos hacer 10 veces más rápido o 10 veces mejor?

Y adivinen adivinadores, la respuesta es: ¡sí!

Les pongo un ejemplo personal, posible después de que Brandon llegó a mi vida (suena tan romántico): hace un año corrí como 3 kilómetros en precisamente 365 días (yo sé que dije que había corrido 400 metros, pero no… tampoco fui taaaan flojo) y ahora llevo 30 kilómetros en 11 días. Ahora bien, ¿podría correr 30 kilómetros en 1 día? La respuesta sería nuevamente que sí y una décima parte del día son casi tres horas. Tomando en cuenta que el récord en el maratón (42k) es de 2 horas 2 minutos y 57 segundos, correr 30 kilómetros en dos horas y media o tres horas sería realmente posible. A partir de ahí entramos al mundo de las imposibilidades, pero lo cierto es que podemos 10x nuestro desempeño por lo menos cuatro o cinco veces.

¿Y en materia del inglés? Digamos que, viéndonos benévolos, un mexicano promedio aprende inglés en 15 años. ¿Sería posible aprenderlo en uno y medio? Respuesta: sí. ¿Y en una décima parte de ello? Tal vez no, pero lo cierto es que podríamos avanzar muchísimo en tan sólo dos meses si es que realmente nos enfocáramos.

O veámoslo de otra manera. Digamos que el mexicano promedio aprende 150 palabras inglesas al año (más o menos tres por semana). ¿Podríamos nosotros aprendernos 1500 palabras en 365 días? La verdad es que sí (vean mi entrada sobre el aprendizaje de 200 palabras por semana) y lo que corresponde ahora es ir a leer a Brendon para indagar más sobre las técnicas que nos pueden ayudar a mejorar todos los aspectos de nuestras vidas, inglés incluido.


Manos a la obra

No me crean a mí. Vayan a https://brendon.com/ o a YouTube y dejen maravillarse por este muchacho. A lo mejor también adoptan sus hábitos de alto desempeño y a lo mejor también eso les permite mejorar exponencialmente su vida laboral, familiar, de pareja, dispareja, y todo lo demás, incluido su nivel de inglés.

¿Y les cuento un secreto? Háganlo ahora mismo. No esperen ni un segundo, puesto que la gente realmente exitosa va de inmediato, en menos de lo que canta un gallo o en menos de lo que se dice ¡pi-kiu-oh, pi-kiu-oh, pi-kiu-oh!

Puedes compartir cualquier duda, pregunta, comentario o sugerencia escribiendo al correo electrónico juan.garciavaldes@cadlenguas.com

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