jueves, 19 de mayo de 2016

Entrevista 1: Grabarse a sí mismo, Vivaldi y las asociaciones

  
Juan Carlos García Valdés

He decidido empezar a entrevistar a la gente a la que admiro. En este caso, me refiero a la gente que admiro por lo que ha hecho para aprender un idioma o, bien, para enseñarlo. Creo que hay muchas personas en nuestro entorno que nos pueden dar grandes lecciones para mejorar nuestro nivel de inglés y a veces simplemente descartamos su conocimiento, su experiencia o sus estrategias exitosas. A continuación, les comparto los puntos más importantes de la primera entrevista.

¿Por qué entrevisté a Kesné?

Como muchos de ustedes saben, siempre he creído que un maestro de inglés debería estar aprendiendo otro idioma permanentemente. Esto le permite tomar la perspectiva del aprendiz, entender que el proceso no es sencillo y le da una idea de cómo se sienten sus alumnos cuando tienen dudas y preguntas. Para decirlo con otras palabras, creo que un maestro de inglés pone a prueba sus métodos y técnicas cuando se enfrenta a un nuevo idioma.

Actualmente estoy aprendiendo alemán y a menudo comparto este hecho con mis amigos. Hace algunas semanas, mi amiga Kesné González me propuso que le diera clases. Mi primera respuesta fue un no rotundo. “Yo no soy maestro de alemán”, le dije. “Ni quiero serlo”, agregué. Haciendo caso omiso a mis palabras, ella volvió a plantear el tema y ante la insistencia, finalmente dije: “Estoy de acuerdo. Pero aprenderás con mi método”.

Kesné aceptó y le revelé que mi método era que le iba a hablar solamente en alemán, las dos horas de la sesión. Le hablaría lento y con mucha mímica, le repetiría las palabras y ella sólo tenía que poner atención y si en algún momento dado quería contestar, lo podía hacer. Las clases empezaron (Si alguien quiere probar el método para inglés, les recomiendo que me contacten cuanto antes; daré un par de becas para el verano).

Para mi sorpresa, las clases han sido sumamente agradables tanto para ella como para mí. Sin embargo, lo más importante es que además han sido efectivas. Kesné entiende la mayoría de lo que le digo (lo hemos comprobado después, cuando en español le pregunto sobre la conversación. “Lo mejor de todo es que me has hecho bromas en alemán y las entiendo”) y además ya puede expresar muchas más cosas de las que la mayoría de mis excompañeros de alemán podían expresar después de medio año de clases tradicionales. ¿Qué podríamos aprender de esta experiencia y de sus propias estrategias? ¿Qué podríamos utilizar para mejorar nuestro nivel de inglés?

Enseñanza #1: “Después de clase, me grabo”

Este tip podrían utilizarlo muchos de ustedes de manera inmediata. Kesné ha avanzado en buena medida debido a esta estrategia que yo calificaría simplemente como genial. Sobre esto, ella menciona que “es algo muy práctico porque durante la semana lo puedo seguir escuchando una y otra vez. Sobre todo en las mañanas, escucho lo que estuvimos viendo o lo que fue más relevante para mí, de tal manera que yo después pueda realizar una conversación o por lo menos acordarme de cierto vocabulario que me permita armar frases”.

¿Cómo podríamos usar esta estrategia? Se me ocurren varias ideas: a) grabar un fragmento de un texto que nos guste y escucharlo una y otra vez durante el día: b) grabar un diálogo en inglés con uno de nuestros amigos o maestros y, de igual manera, escucharlo cuantas veces como sea posible o c) grabar diez o quince palabras en inglés que nos queramos aprender y reproducir el audio en múltiples ocasiones.

Nuestra entrevistada, por ejemplo, no retoma diez o quince palabras por día, sino sólo cinco (repite tres veces cada una por la mañana y nuevamente mientras maneja) pero créanme que esto le ha ayudado mucho. “En las mañanas, saco mis notas y empiezo a decir cinco palabras antes de hacer mis actividades cotidianas. Y con esas cinco palabras me quedo durante todo el día y si se me olvida una, otra vez las retomo”.

Aunado a lo anterior, es importante comentar que Kesné lleva esta estrategia al siguiente nivel y el vocabulario que forma parte del audio después lo intenta utilizar en oraciones. Las oraciones son acerca de lo que le sucede en su vida para que sean mucho más significativas. Por lo que mi experiencia dicta, las oraciones son una de las estrategias favoritas de las personas que alcanzan un nivel extraordinario de inglés o de otra lengua extranjera.

Tip adicional: La frase que Kesné dice hoy, mañana la dice con alguna variación. Suponiendo que estuviera aprendiendo inglés, esto funcionaría de la siguiente manera: “I play soccer” (frase de hoy); “My friend plays soccer” (frase del día siguiente).

Enseñanza #2: “Utilizo asociaciones”

Algo que le ha permitido a Kesné recordar las palabras es asociar la manera en la que suenan con algún conocimiento previo. Quienes han tomado clases conmigo, seguramente ya habrán escuchado mi ejemplo favorito al respecto. Para aprenderme la palabra pandero en inglés, primero la asocié con panadero y luego formé la frase “el panadero es tan burrín”. Ya con esta frase, recordé “tan burrín” y asocié estas palabras con tambourine. De esta forma, me acuerdo sí o sí: pandero = tambourine. Kesné ha utilizado la estrategia de las asociaciones (para aprenderse el número cuatro en alemán, lo relacionó con el nombre de un auto – Fiat – y para aprenderse el número cinco hizo uso del nombre de un formato que utiliza en su trabajo) y los beneficios son visibles.

Enseñanza #3: “Sueño en el idioma”

Por el momento, no tengo la menor idea sobre qué hacer para soñar en el idioma que estamos aprendiendo. Si alguien sabe cómo lograrlo, comparta el tip. Le pediré más información al respecto a la entrevistada ya que dice, y le creo, lo siguiente: “Algo curioso es que cada vez que aprendo un idioma, sueño en el idioma (…) y en mis sueños logro rescatar varias palabras que escuché decir” (Envidia de la buena de alguien que sólo sueña con sus carpetas de la computadora y con hojas de Excel :) )

Enseñanza #4: “Uso flash cards

Kesné hace sus propias tarjetas de vocabulario. “De un lado hago un dibujo y del otro lado pongo la palabra”.

La verdad es que siempre he sido un acérrimo rival de las flash cards, pero viendo los resultados, creo que es conveniente que comience a cambiar mi perspectiva.

Los planes de la entrevistada incluyen “hacer un llavero con mucho vocabulario”. Supongo que este llavero tendrá todas o muchas de las flash cards que ha ido creando.

Enseñanza #5: “Escojo un lugar que me gusta para practicar”

La entrevistada asegura que el lugar donde normalmente estudia y repasa la hace sentir cómoda. “Siento que soy más productiva en ese tipo de ambiente. Quiero practicar una hora, pero pasan dos y se me van muy rápido. Disfruto. Realmente lo disfruto”.

¿Y ustedes? ¿Cuál es su lugar favorito para practicar inglés? Honestamente, les recomiendo tener uno.

Enseñanza #6: “Cuando practico, pongo música clásica”

“Si quiero estudiar y tener mejores resultados, escucho a Vivaldi”. Sería interesante probarlo nosotros mismos y ver si nos funciona. A ella le está siendo de mucha utilidad. “A lo mejor es psicológico”, añade. Podría ser nuestra tarea: ¿Psicológico o no psicológico?

Ante mi pregunta sobre si no la distrae, ella dice: “No, al contrario”.

Idea a considerar: “Los nativos son menos quisquillosos”

En algún momento de la plática surgió el tema de hablar con nativos del idioma que aprendemos. Kesné comentó que los nativos enfatizan la comprensión del mensaje e intentan adivinar lo que uno está diciendo. Coincido con ella.  A veces los no-nativos son (¿somos?) muy quisquillosos y esto puede afectar el aprendizaje. A muchos les da miedo hablar con nativos del inglés. Tal vez nos deba dar más miedo hablar con no-nativos.

Enseñanza #7: ¡Si quieren aprender, enseñen!

Esta es una lección propia. Mi alemán ha mejorado mucho desde que empezamos estas clases. Imagínense lo mucho que podría mejorar su inglés si le enseñaran a alguien más. No estoy diciendo que se vuelvan maestros de tiempo completo. ¡Simplemente ayúdenle a alguien de manera sistemática a que su inglés se vuelva mucho mejor y todo lo bueno que hagan, téngalo por seguro, se les regresará!

Manos a la obra

A menudo creemos que lo hemos intentado todo para aprender inglés y la verdad es que una simple conversación (o, en este caso, una entrevista) nos puede revelar muchas estrategias nuevas y, sobre todo, exitosas. Grabarnos, utilizar asociaciones (tan locas como nuestro cerebro nos lo permita), soñar, usar flash cards, tener un lugar predilecto para practicar y escuchar música que nos relaje. Todas estas ideas se añaden a las que ya teníamos y el punto es decidir cuáles nos pueden funcionar para mejorar momento a momento.

Esta serie de entrevistas continuará en las próximas semanas. Les prometo buscar a gente talentosa y muy inteligente, como la entrevistada para esta entrada, para seguir compartiendo tips, consejos y acciones que nos lleven a la excelencia. ¡Gracias lectores! Danke schön Kesné!

Puedes compartir cualquier duda, pregunta, comentario o sugerencia escribiendo al correo electrónico juan.garciavaldes@cadlenguas.com

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jueves, 12 de mayo de 2016

6 lecciones de un hospital para el aprendizaje del inglés


Juan Carlos García Valdés

Me la he pasado toda la semana en el hospital al lado de uno de mis familiares más queridos. Lo anterior me ha permitido analizar cómo funciona dicho sitio y me ha llevado a plantearme qué podría beneficiarnos de la forma en la que trabajan doctores, enfermeras, residentes y demás personal para nuestro propio proceso de aprendizaje (y enseñanza) del inglés. Echemos un vistazo a las siguientes seis posibles lecciones.

1.- En el hospital se lleva registro de todo. ¿Y nosotros?

Presión, azúcar, temperatura, pulso, triglicéridos, datos socioeconómicos: los doctores, las enfermeras y el personal de trabajo social lo recaban prácticamente todo. Con frecuencia, un solo dato puede ayudar a explicar una condición médica determinada o a decidir qué tratamiento es el correcto.

¿Y si nosotros hiciéramos lo mismo? Decir que nuestro inglés está mejor o peor que hace un año puede ser algo muy subjetivo. ¿Por qué no mejor respaldar tal juicio con porcentajes concretos? Para ello, no tengo la menor duda de que la opción más conveniente es la de los Past Papers de Cambridge. Los Past Papers son exámenes reales (KET, PET, FCE, CAE, CPE) que ahora están disponibles para practicar.

No es lo mismo decir “he mejorado un poco mi inglés” a decir “mi reading subió de 62% a 87% en doce meses, si bien mi listening sólo pasó de “57% a 61%”. La primera frase no nos permite tomar decisiones; la segunda, definitivamente sí.

Los Past Papers completos se venden en libros. No son baratos, pero pueden ser una excelente inversión. Si no se desea o no se puede gastar tanto, muchas universidades o centros de auto-acceso tienen estos libros dentro de su acervo (algunos maestros de inglés también). Mi recomendación es que pidamos el test y los audios y posteriormente la clave de respuestas para verificar nuestros resultados. Aunado a lo anterior, no hay que dejar de practicar y no hay que dejar de tomar decisiones asertivas.  

2.- En el hospital hay médicos residentes. ¿Y en nuestro caso?

Esta semana he aprendido más vocabulario sobre medicina que en el resto de mi vida. Ahora sé qué es una angiotomografía, la disfagia, la dismetría, una embolia, las funciones del cerebelo y cómo detectar si un paciente tiene el signo de Stewart-Holmes. Hace una semana, ni de chiste. La verdad es que aprendemos al hacer, al ver y al experimentar.

El simple hecho de repetir algo infinidad de veces no garantiza que vaya a existir un aprendizaje significativo. En este sentido, recuerdo siempre el ejemplo de una palabra del inglés que se me quedó muy grabada por cómo la aprendí. Se trata de la palabra hammer (martillo), que aprendí mientras construía casas con el Proyecto Jimmy Carter Hábitat para la Humanidad. Casi todo mi equipo estaba compuesto por norteamericanos y el jefe me dijo “give me the hammer”. Dado el contexto y las opciones disponibles en ese momento, mi mente relacionó de inmediato hammer con martillo y una sola vez bastó para que dicho vocablo se quedara grabado para siempre.

Lo que quiero proponer aquí es que nosotros deberíamos ser como los médicos residentes. Deberíamos ir a la escuela, pero sobre todo ir al lugar de la práctica. En vez de inscribirnos a cursos de inglés permanentemente, deberíamos inscribirnos a proyectos en los que participaran norteamericanos, canadienses, ingleses y otros nativos del idioma que queremos aprender. Nuestro aprendizaje podría ser mucho más completo y divertido.

3.- En el hospital hay reglas para todo. ¿Y en nuestro proceso de aprendizaje?

Si los hospitales funcionan basados en excepciones, caprichos o corazonadas, los pacientes se mueren. El problema está en que nuestro proceso de aprendizaje a menudo se ve conquistado por dichas acciones. “Me toca estudiar los martes y jueves, pero hoy se festeja el día del Taco. Por lo tanto, se amerita que hoy no practique” o “mi maestro ya no me cae bien; por lo tanto, ya no quiero aprender” o “a mí me late que lo que tengo que mejorar es mi writing”.

Imaginemos por un momento a un doctor que nos dijera que a él "le late que lo nuestro es un problema de la vesícula". Saldríamos corriendo. Las reglas permiten que las cosas funcionen y nuestro proceso de aprendizaje del idioma inglés no debería de estar exento de dichas reglas. Lo importante es recordar que las leyes no sólo deben redactarse, sino también seguirse. En otros términos, lo importante no es que nuestro párrafo o nuestra oración sobre tener que practicar dos días por semana se asemeje en estética a los versos de Octavio Paz, sino que una vez redactado, se cumpla a cabalidad.

4.- En los hospitales se usa uniforme. ¿Y nosotros?

Retomo rápidamente la idea que desarrollé en mi ensayo para egresar de la tres veces heroica Facultad de Lenguas. Los que quisieran hablar inglés en la ciudad, o en una escuela o en un lugar en específico, deberían de vestirse de naranja. Así, cuando alguien viera a otra persona vestida de naranja, todos podríamos practicar de inmediato y sin temor a ser rechazados. Sólo no vayan a escoger azul o negro, porque ya muchas personas se visten con esos colores.

5.- En el hospital hay especialistas. ¿Y en nuestro campo?

Ya lo dice la frase célebre: “el paraíso es el lugar donde la policía es británica, los chefs son italianos, los mecánicos son alemanes, los amantes son franceses y todo está organizado por los suizos”. Pero si de pronto los chefs son alemanes y todo está organizado por los italianos, entonces las cosas empiezan a complicarse.

La situación ideal es que el mejor urólogo me revise la próstata, la mejor gastroenteróloga se haga cargo de mi estómago y el mejor neurólogo esté pendiente de mi cabeza. Pero si de pronto al mejor urólogo le toca hacerse cargo de mi estómago, entonces estamos fritos.

Si en el mundo de la medicina hay especialistas, es difícil explicarse por qué en el mundo de la enseñanza de lenguas este fenómeno es tan poco frecuente. Deberíamos de desarrollar a los expertos en, precisamente, desarrollar listening o a los expertos en desarrollar speaking y no pensar que todos los maestros de inglés son buenos para todo. Aceptémoslo: eso es imposible. Hay maestros que son muy buenos para mejorar en sus alumnos writing, pero que son mediocres para desarrollar reading, o viceversa. Y hay unos que francamente son malos para todo. Ni hablar. Así es la vida. 

6.- En el hospital hay buen ánimo. ¿Y entre nosotros?

A pesar de las condiciones de los pacientes, lo que veo en el hospital son ganas de salir adelante. La gente valora lo que antes daba por sentado y se coloca metas pequeñas día a día. Si algo falla, el paciente (no todos, pero sí muchos), se olvida de dicha experiencia y busca con entusiasmo el siguiente reto. En cambio, a veces pareciera que los maestros de inglés somos expertos en desarrollar el mal ánimo: “no pueden”, “no quieren”, “si tan sólo fueran inteligentes” (lo he escuchado muchas veces, colegas, no digan que no es cierto). Y lo mismo aplica para los aprendices: “a mí el inglés no se me da”, “no me siento motivado”, “es muy difícil”. Difícil es cuando hace una semana podías comerte una orden de tacos de arrachera y hoy no puedes pasarte ni una pastilla. Eso sí es difícil. Las demás son excusas. Excusas de ambos bandos.

Manos a la obra

La forma en la que funciona un hospital puede enseñarnos muchas lecciones. Nos puede enseñar a mejorar la información que tenemos sobre nuestro proceso de aprendizaje del inglés. Nos puede volver más prácticos y disciplinados. Nos puede hacer ver que el aprendizaje y la enseñanza del inglés es un campo muy vasto y que a menudo es muy difícil dominarlo todo. Y puede ayudarnos para abrir los ojos y erradicar las excusas y justificaciones que ponemos día a día y que, en definitiva, obstaculizan nuestros avances y postergan nuestros logros. Alcanzar un excelente nivel de inglés es posible, siempre y cuando tomemos las decisiones adecuadas y actuemos en consecuencia un día sí y el otro también. 

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jueves, 5 de mayo de 2016

Nietzsche para aprendices del inglés


Juan Carlos García Valdés

Hoy toca retomar algunas ideas de Friedrich Nietzsche y adaptarlas al mundo del aprendizaje del inglés para ver de qué forma nos pueden ayudar a mejorar nuestro nivel. Si el filósofo alemán proponía superar al hombre para llegar al superhombre, yo me permito proponer lo siguiente: superar al aprendiz para llegar al superaprendiz: alguien que no depende de las ideas en boga ni de lo comúnmente aceptado, sino que es capaz de decidir por sí mismo qué le permite mejorar y qué no.  Sin más preámbulo, analicemos lo que seis ideas de este pensador alemán pueden contribuir a nuestro proceso de aprendizaje.

1.- “El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo”.

Lo dice también el poema The road not taken de Robert Frost: “Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo, / yo tomé el menos transitado, / y eso hizo toda la diferencia”. Si queremos aprender inglés tenemos que tomar el camino menos transitado y luchar para no ser absorbidos por las prácticas mediocres que abundan en nuestras escuelas, en los centros de idiomas e incluso en el ideario colectivo.

No se trata de ser rebeldes sin causa, pero la realidad es avasalladora. ¿A cuántas personas conocemos que han estado yendo a clases por años y realmente no mejoran? Sin ir más lejos, la mayoría de nosotros llevó inglés en la escuela durante varios semestres o ciclos y, no obstante, podemos contar a los que hablan bien el inglés, entre nuestros conocidos, con los dedos de una mano.

Si decidimos aprender realmente, a menudo nos quedaremos solos y probablemente eso nos provocará incertidumbre o incomodidad, pero debemos saber también que seguramente ese es el precio que estamos pagando por aprender. ¡Que no nos asuste si la mayoría critica nuestros métodos o nuestras estrategias! Al contrario, debería de ser una llamada de alerta si todos coinciden con nuestras prácticas. Tal vez hemos caído en prácticas populares pero poco efectivas.

2.- “Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los cómos”.

Tener un porqué para aprender inglés es fundamental si queremos avanzar. ¿Estamos aprendiendo inglés para viajar a Estados Unidos o Inglaterra? ¿Para trabajar en un país de habla inglesa? ¿Para estudiar una maestría? ¿Para conocer al chico o chica de nuestras vidas? ¿Para leer a Shakespeare? ¿Para ver los partidos de futbol en inglés? Sea cual sea la motivación, si esta existe, nuestro proceso de aprendizaje será mucho más sencillo y los obstáculos que se nos presenten serán superables.

Por el contrario, la falta de motivación nos deja indefensos ante los problemas que seguramente surgirán en el camino. Mi propuesta es la siguiente: si ya tienes una motivación específica, explótala al máximo: piensa en ella cada día y visualízate haciendo lo que un excelente nivel de inglés sabes que te va permitir desarrollar; si no la tienes todavía, pregúntate para qué estás aprendiendo dicho idioma o cómo te podría beneficiar en un futuro. Una vez que la tengas, visualiza, visualiza y actúa.

3.- “Sin música la vida sería un error”.

…Y el aprendizaje del inglés también. Despiértate con Bob Dylan o con Katy Perry y vete a dormir con Imagine o Stay with me. La ventaja de la música es que puedes aprender sin que te des cuenta. De tanto escuchar una canción, de tanto tararearla y de tanto sentirla, las palabras se van almacenando y frecuentemente es posible empezar a utilizarlas.

Aunado a lo anterior, la música nos puede relajar y nos puede motivar. De igual forma, nos puede acercar a otros aprendices que tengan gustos similares y de ahí pueden surgir nuevas oportunidades para practicar nuestro speaking.

La única acotación que seguiré repitiendo es que la música no debería de ser utilizada, en la gran mayoría de los casos, para practicar listening. Quien esté interesado en saber las razones puede leer las entradas anteriores.

Habiendo dicho esto, música maestro…

4.- “La potencia intelectual de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar”.

Una clase de inglés sin risas debería de estar prohibida. La risa nos relaja y esto permite que estemos más abiertos al conocimiento y a las nuevas ideas y, bien utilizada, promueve la participación en clase y la interacción entre los estudiantes.

No obstante, es un error pensar que el humor es únicamente responsabilidad del maestro o, por otro lado, sólo de los alumnos. El humor debe ser compartido y debe dirigirnos a prácticas de aprendizaje que sean más sencillas pero a la vez más gratificantes.

Y las dosis de humor no deben estar presentes únicamente en el aula. Cuando estudies por tu cuenta, pregúntate qué puedes hacer para aprender, pero al mismo tiempo qué puedes hacer para morirte de la risa. En lugar de decir: “tengo que escribir veinte oraciones en pasado simple”, di: “escribiré la historia del elefante volador que tumbó la casa de mi tía mientras viajaba por los aires (un poco contaminados) de mi ciudad en busca de una papaya gigante para su desayuno dominical”. Ok, exageré, pero se entiende lo que quiero decir, ¿no?

5.- “Lo que no me mata, me hace más fuerte”.

Esta frase nos remite a los errores. ¡Muchos de nosotros estamos aterrados por cometer errores en inglés! ¿Y si en lugar de was digo were? Si en lugar de was dices were, ten por seguro que no se desencadenará la tercera guerra mundial (salvo que seas intérprete en la ONU), ni se extinguirá otra especie. Y lo más probable es que a pesar de tu error, grave donde los haya, la gente te entenderá.

Imagínate un mundo en el cual todo lo que dices (y aquí quiero recalcar: todo) es aplaudido y genera ovaciones y elogios. ¿No te la pasarías expresándote todo el tiempo? Quédate con esa impresión y habla cuanto te sea posible, sin importar si conjugaste bien o mal o si ocupaste el tiempo adecuado o no. En el último de los casos, es importante mencionar que la gente nota menos los errores de lo que crees. La gente normalmente está ocupada en sus cosas (contestar el Whats, acordarse de quién metió el gol en la semifinal de 2010 o saber cómo puede conseguir los boletos para el próximo concierto de Justin Bieber o Coldplay). Por lo tanto, mi recomendación es que digas, hables y te expreses sin temor a equivocarte. Los errores no te matarán; al contrario, te harán más fuerte.

6.- “¿No es la vida cien veces demasiado breve para aburrirnos?”

Tal vez en el pasado, aprender inglés pudo haber sido aburrido, pero actualmente, con todas las páginas de internet, cómics, memes, redes sociales, películas, libros, canciones, blogs, vlogs, youtubers, podcasts, revistas, periódicos, documentales y muchos recursos más, muchos de ellos gratuitos, la verdad es que se aburre el que quiere.

Como diría Nietzsche, la vida es “demasiado breve para aburrirnos” y si esto aplica para la vida, claro que también es válido para nuestro proceso de aprendizaje.

Recordemos la regla: si un material, un recurso o un método nos aburre, dejemos de utilizarlo inmediatamente y sin sentirnos culpables. Dejémoslo y cambiemos el chip por un momento: escuchemos nuestra canción preferida o hablemos con nuestro mejor amigo o amiga. A menudo, nuestra intuición nos dirá con el paso de los minutos lo que nos puede funcionar y es en ese momento en el que los superaprendices se distinguen de los aprendices: los superaprendices actúan al respecto, mientras que los aprendices promedio buscan la próxima excusa para no poder dedicarle media hora o una hora (o más) a mejorar su inglés.  

Manos a la obra

Friedrich Nietzsche fue uno de los filósofos más importantes del siglo XIX y si bien sus obras no tratan, obviamente, sobre el aprendizaje del inglés, algunas de sus ideas (adaptadas, claro está) pueden ayudarnos a mejorar significativamente nuestro nivel. Si hacemos caso a las seis frases recién mencionadas, sabremos que a) hacer lo que todos los demás hacen no es necesariamente la mejor decisión si queremos tener un excelente nivel de lengua inglesa, b) estar motivados es fundamental, c) la música es un regalo que no podemos desaprovechar en nuestro proceso de aprendizaje, d) el humor debe de estar presente en nuestra forma de aprender, e) no deberíamos tener miedo a los errores porque estos, al enseñarnos, nos vuelven más fuertes, y f) aburrirnos es una decisión y no una consecuencia natural del aprendizaje.

Busquemos la excelencia por medio de la práctica y la disciplina, la creatividad y el trabajo en equipo, y el resultado será, sin lugar a dudas, tener un nivel de inglés envidiable.    

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