jueves, 16 de febrero de 2017

La muerte del teacher

Juan Carlos García Valdés

Hace algún tiempo le regalé una revista, creo que de National Geographic, a una de mis alumnas favoritas en las que se hablaba sobre un experimento hecho con infantes en Estados Unidos. De lo que me arrepiento no es de habérsela regalado, sino de no haber guardado una copia.

Hurgando en la red me encontré el texto y todavía no entiendo cómo mis colegas no están hablando de esto. Bueno, es que ellos tienen cosas importantes que hacer… planeaciones, lesson plans, planeaciones, juntas, consejos técnicos y más planeaciones.

Mientras ellos terminan sus objetivos, competencias, aprendizajes no esperados y bla-bla-blas, que, le pese a quien le pese, no sirven para nada, yo desde aquí promulgo la muerte del teacher.

Duolingo, Open English y demás

Soy un ferviente admirador de Duolingo y se los recomiendo a todos mis alumnos. Sin embargo, estoy convencido de que muy pocos podrían aprender un idioma usando sólo dicha opción. En otras palabras, como complemento me encanta, pero como recurso único hace que dude (esto por cierto no es culpa de Duolingo, claro está; sino de asignarle un peso que no le corresponde).

En cuanto a Open English (u opciones similares), debo decir dos cosas: En primer lugar, resulta claro que el aprendizaje del inglés tiende hacia el uso de tecnologías y el mundo virtual (no es que esté descubriendo el hilo negro, ¿verdad?). En segundo término, dicha migración me parece que no será suficiente para que el aprendizaje se concrete, si bien puede ayudar de forma significativa.

Esta transición del mundo real, del mundo de las aulas, al mundo en línea podría hacernos pensar que cada vez más la figura de los teachers en el mundo estará en riesgo. Yo mismo me he atrevido a augurar aquí y ahora el deceso de los maestros de inglés, pero, permítanme recurrir a una vuelta de tuerca: esto no lo asevero por la invasión de los recursos tecnológicos, sino por…

El nuevo rol del teacher

Aquí me permito regresar al artículo. Lo que dice fundamentalmente Foreign-language experience in infancy: Effects of short-term exposure and social interaction on phonetic learning (Kuhl, Tsao y Liu, 2003) es que la interacción social juega un rol fundamental en el aprendizaje (por lo menos eso fue lo que encontraron cuando se tiene nueve meses de edad).

Para no hacerles el cuento largo, en una parte del estudio a un grupo de bebés norteamericanos los llevan a un salón de clases y nativos del chino les cuentan historias, precisamente en chino. Mientras tanto, a otro grupo de bebés del País de las Barras y las Estrellas les muestran el mismo contenido, pero no a través de nativos, sino de audios y/o DVDs.

La pregunta que surge es ¿quién avanzó más? y, ¡oh, sorpresa! (o tal vez no tanta), los que más avanzaron fueron los niños que estuvieron con los nativos del chino, mucho más que los que escucharon lo mismo, pero de la tele y no de alguien de carne y hueso (a veces más carne que hueso y en mi caso casi que al revés. Los que quieran saber las minucias del estudio vayan directamente a él, porque me temo que aquí no habrá espacio para comentarlas).

¿Y si esto fuera cierto no sólo para los nueve-meseros (ok, suena extraño, como de restaurante), sino para los más creciditos como usted y como yo? (¿Desde cuándo les hablo de usted a mis lectores?)

La muerte no sólo del teacher, sino también de la grabadora

Abundan los memes y los chistes del típico maestro de inglés al que no le puede faltar su grabadora clase tras clase. Y, desafortunadamente, también abundan los estudiantes que no dan una en comprensión oral. Pero, a ver, analicemos la situación con lo que Foreign-language experience in infancy nos dice.

¿Si los babies avanzaron más gracias a los nativos del idioma nuevo y prácticamente no registraron mejoras ante las bocinas, por qué nosotros en el salón de clases favorecemos el método ineficiente?

Ya sé que me van a decir que es más fácil encontrar grabadoras que nativos del inglés (al menos en México por ahora lo es), pero si así nos vamos a poner, pues es más fácil encontrar platos de chilaquiles que grabadoras y nadie enseña listening con platos de ya-se-me-antojó. (“Ya empezó J.C. con sus exageraciones y payasadas”).

Ok, sí, ya empecé, pero es la verdad. No se trata de enseñar con lo primero que está a la mano, sino con lo que realmente funciona y si lo que realmente funciona es tener a personitas de carne, hueso y un poco de grasa con nosotros, pues esa debería de ser la función de las instituciones educativas y de sus tres veces honorables trabajadores y directivos (digo, si realmente les importa la educación; si nada más están jugando a la escuelita y al negociazo pues ni quien se inmute).

Reitero… La muerte del teacher

Habiendo dicho lo anterior, me parece que hay algo que estamos obviando y eso es que, otra vez, beneficiándonos de tan bello estudio, que, aparte no es tan nuevo o nada nuevo, le estamos dando muy poco peso a la interacción social en el proceso de aprendizaje del inglés.

Ya estoy, la verdad, harto de ver cómo los programas de estudio tienden casi invariablemente al aspecto gramatical (a veces cínicamente, a veces de manera velada) y cómo al maestro se le impone o él mismo se asigna un rol que se asemeja más al de la grabadora o al de un robot que al de un ser humano normal capaz de interactuar, bromear y platicar.

Muchos de los maestros parecen eso, simples robots: llegan al aula, dibujan sus esquemas, dan instrucciones, firman las tareas y se van. Y lo peor del caso es que hacen lo mismo durante 20 o 30 años. La gente se puede beneficiar de los robots, como puede uno sacarle provecho a Duolingo, Open English y demás, pero es a menudo la interacción diaria con otros individuos la que nos lleva a dominar un idioma.

La vía alterna consiste en la exposición por muchos años ante el idioma que se quiere aprender. ¿Es posible aprenderlo de esta otra forma? Sí, pero estoy cada vez más convencido de que es una vía más larga y por lo tanto más riesgosa. Si quisiéramos avanzar, haríamos por lo menos dos cosas: empezaríamos a traer nativos del inglés a nuestras latitudes y promoveríamos la interacción social (alumno-alumno, alumno-maestro, alumno-resto del mundo), en vez de seguir con nuestros present continuous, second conditionals y reported speeches. La clase de inglés debe desbordarse y debe irse a los cafés, a las plazas públicas, a Facebook, a Instagram, a la familia misma y al grupo de amigos.

Manos a la obra: La muerte del teacher es la muerte de su rol

Así las cosas, el teacher que realmente esté preocupado por y ocupado en el aprendizaje de sus estudiantes debe dejar de ser un loro repetidor de estructuras y esquemas, un sumiso ante los planes y programas, y debe convertirse a veces en un guía que muestre el camino correcto, a veces en un amigo que chismea, otras en un sustituto de un papá o mamá nativo que les habla a sus pupilos des-pa-ci-to y re-re-re-pitien-do-do-do para que los alumnos comprendan. Aquí hablamos de la muerte del rol tradicional que da paso al surgimiento de múltiples roles, flexibles todos y necesarios.

Esa es la verdadera muerte del teacher, no la que algunos de ustedes, malas personas, me deseaban.

Puedes compartir cualquier duda, pregunta, comentario o sugerencia escribiendo al correo electrónico juan.garciavaldes@cadlenguas.com

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