domingo, 16 de abril de 2017

M & N: La clave para aprender otro idioma

Juan Carlos García Valdés

Lo siento, pero seré franco. Si no tienes M & N, las posibilidades de que aprendas otro idioma son mínimas. Y no, no me refiero a los chocolates redondos con los que sueño cada día, de sabor exquisito que vienen en bolsas cafés o amarillas. No, esos son M & M’s y, hasta donde se ha podido estudiar, su consumo no tiene ningún efecto positivo o negativo en el aprendizaje de otra lengua. No, yo me refiero a…

M (de mollete, pero no en este caso)

La M se refiere a la motivación para avanzar. Si tienes motivation, no ves a la práctica del idioma extranjero como una obligación, sino como una fuente de satisfacciones presente o futura. Esto sucede tal vez porque…

UNO: Te gusta un grupo musical del país donde se habla el idioma en cuestión, te gustaría leer los libros escritos en esa lengua, te gusta su cultura, sus tradiciones, su comida, sus películas, un chavo o una chava, dos chavos o dos chavas, te gustaría visitar su ciudad capital (sea esta Londres, Washington o Edimbra)… en pocas palabras… porque algo de aquellas latitudes te mueve y te impulsa.

DOS: Te gustaría estudiar en el extranjero o por qué no, trabajar por allá.

TRES: Te gustaría que hubiera bodorrio con un nativo de ese país. Lo sé, lo sé… “bodorrio” es una palabra muy formal, pero tengo que usar algo que recuerden. Habiendo dicho lo anterior, créanme que pasa. Tenía una alumna, tal vez se reconozca si me lee, cuyo máximo sueño en la vida era casarse con un sueco, vayan ustedes a saber si un Zlatancito o un descendiente de ABBA. En cualquier caso, el sueco le venía como anillo al dedo y una vez que eso sucede, sólo hay que encontrar padrinos y madrinas, un vestido, 700 invitados y listo Jalisco, sobre todo si la boda es en Puerto Vallarta.

CUATRO: Te gustaría hacer amigos y no sólo de la Colonia Centro ni de los barrios colindantes, sino de lugares que quedan más allá de Celaya, a saber: el Soho, Buckingham Palace o cualquier ciudad del mundo donde la gente puede vivir feliz sin la “ñ” de Ñoño ni los signos de interrogación iniciales de, por ejemplo, “¿dónde quedó la bolita?” La verdad es que siempre se puede ser feliz.

CINCO: Tal vez no sean los amigos, pero el viajar te apasiona. Y lo mismo quieres ser capaz de pedir un scone que una flauta de tinga.

SEIS: El entendimiento. No recuerdo quién contaba que aprendió inglés porque a su casa todos los domingos iba un inglés y él o ella (lo siento, pero no recuerdo muy bien) sólo quería entender.

SIETE: Otras motivaciones.

Si tienes M, tendrás un camino mucho más tranquilo que el de la mayoría de las personas. Ellos irán por calles angostas y desiertas, llenas de baches y hoyos, a menudo peligrosas para el transeúnte, el peatón y el bicicletero, mientras que tú podrás usar el segundo piso del Periférico o, mejor aún, las carreteras alemanas.

Ya que entramos en territorio germánico, me permitiré compartirles por qué mi aprendizaje del idioma alemán puede ser más sencillo que para otras personas. O por qué mi alemán sí y mi suajili hakuna-matatero, no:

Casi no me gusta su música, pero amo a Nietzsche y quisiera leerlo en idioma original tarde o temprano. Me encanta su cultura, su infraestructuchur, el hecho de que son puntuales y organizados, su comida en algunos casos, si bien no puedo comer salchicha (ya sé, lloraré tres días); algunas de sus películas me llaman la atención y podría ver la Deutsche Welle todo el día; sí, hay una chava que me gusta, pero no tanto como para perderme, y Berlín es una ciudad casi-museo de cosas horribles que sucedieron en el bello siglo XX. Tengo amigos por allá y no descarto una maestría o doctorado en tierras donde su suabo hace que extrañe el alto alemán. Descarto el casamiento, pero no sólo allá, sino prácticamente en cualquier latitud (los seres humanos somos cambiantes… a lo mejor en la próxima entrada los sorprendo con la noticia de que me les caso, como mi amiga,…no, por qué revelar cautelosamente el nombre, eso no viene al caso… yo por eso mejor no me caso).

A lo que quiero llegar es al hecho de que el aprendizaje de un idioma se verá favorecido por el número de Ms que tengan y lo que yo les recomiendo es que tengan tantas como sea posible. Empiecen por una y síganse con otra. Piensen en el enamoramiento, por ejemplo. Primero les gusta la mirada del chico. Luego lo ven más y les atrae el cabello, luego las manos, su porte, la cartera, que maneja un Ferrari, en fin, entre más, pues mejor. Estoy bromeando. Yo sé que no son materialistas.

En otras palabras, imagínense que cada M es un pase de acceso a una superautopista. Por favor, por favor, por favor: desarrollen sus músculos, su memoria, su mazapaneidad… (que no, que a este autor nunca hay que tomárselo en serio, porque está loco… lo que quiere enfatizar es que nos movamos mucho, mucho, mucho hacia todas las motivaciones posibles… M & M & M & M).

Y ahora, la N (de Naniberto… alguien seguramente se llamará así).

La N es la letra de la necesidad. Por eso decimos No. No y necesito van de la mano, como nou y need, porque una cosa lleva a la otra. Si no tengo y no quiero, soy sabio; pero si no tengo y quiero, entonces necesito. Ahí donde hay escasez o falta, normalmente aparece el deseo de tener más o de ser más o de parecer más.

Si la M es gusto, la N es obligación. Jamás me ha interesado el chino mandarín, pero mañana me mandan a trabajar a Beijing, Pekín o como sea que quieran llamarla y no me queda de otra más que aplicarme. “Miren que aplicadito nos salió Juan Carlitos que se está aplicando para aprender chino”. Mentira. Aplicado hubiera sido si me hubiera puesto las pilas mucho antes, pero nunca desarrollé mis Ms por Mao ni por Alibaba, así es que ahora tendré que trabajar a marchas forzadas.

“Más sabe el diablo por viejo que por diablo”, y en los idiomas, a menudo, más avanza el hombre por necesidad que por ganas.

Hay necesidad de aprender la lengua de Wallace cuando:

UNO: Se va uno a vivir para allá, al norte (“México lindo y querido, si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que no voten al PRI, que digan que estoy dormido…”).

DOS: Le ponen a uno un jefe que sólo habla inglés (“Ándale mijito, querías practicar el whachursneim, pues vas”).

TRES: Está uno haciendo la maestría o el doctorado y todo está in English.

CUATRO: Se va uno de viaje y nomás entiende uno el Thank you y eso si lo dicen despacito.

CINCO: Hay que hacer un trámite (casi no pasa en este mundo) en lengua inglesa.

SEIS: Por alguna razón, hay que presentar una certificación.

SIETE: El bodorrio se consuma y los suegros no entienden la Chilanga Banda.

OCHO: Muchas más.

Si la verdadera motivación surge cuando menos la necesitamos, años antes de usar el idioma, la necesidad aparece de repente, sin previo aviso, y nos carcome, y como diría Juan Ga, “pero qué necesidad, para qué tanto problema”, si tan sólo nos hubiéramos motivado cuando era debido.

Tener N es como tener que llegar al baño cuando los problemas ya empezaron, como en Trainspotting cuando vemos correr al personaje hasta que encuentra el peor de los retretes posibles. Aquí no hay segundos pisos ni supercarreteras alemanas, pero con frecuencia la necesidad hace posible lo imposible.

En otros términos, quien tiene necesidad, casi siempre llega y, además, casi siempre lo hace con prisa.

¿Se puede aprender sólo con M o sólo con N?

Definitivamente sí, pero si las dos están ausentes, el fracaso está prácticamente asegurado. Lo ideal sería tener ambas. La autopista de primer nivel y la prisa por llegar, siempre y cuando no nos estampáramos en el proceso.

Nota final

Lo que hacemos mal en las escuelas es que no incrementamos ni las Ms ni las Ns.

Incrementar las Ns es prácticamente imposible porque siempre se tendrá el refugio de la lengua materna, a no ser de que se envíe a los alumnos al extranjero, cosa posible si son dos, pero impráctica para 500.

Incrementar, sin embargo, las Ms sí que es posible. La función del maestro o del guía de inglés, la más importante, debe ser esa: ayudar al alumno, estudiante o aprendiz a que encuentre más y más Ms, tantas como sea posible.

Manos a la obra

¿Cuáles son tus Ms y cuáles son tus Ns? ¿De verdad no tienes ninguna? ¡Ya invítanos a la boda en Canterbury, aunque sea para viajar un poco! Recuerda: lo más importante, si quieres asegurar tu aprendizaje, es que tengas muchísimas Ms y aunque sea un poco de N.   

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