jueves, 12 de octubre de 2017

Bases para un mejor listening

Juan Carlos García Valdés

“Nuestro inglés es tan bueno como lo es nuestro listening” y en México parece ser que sufrimos mucho con esta habilidad. ¿Qué hacemos para mejorar? Veamos algunas acciones que nos pueden ayudar significativamente.


Problema #1: Malas curas para diagnósticos adecuados

En nuestro país se da mucho la siguiente situación: hay gente que es muy buena para gramática o para vocabulario, pero que en el momento en el que le toca trabajar con listening se pierde por completo. A menudo lo que ellos piden es: “a mí pura gramática o yo mejor sólo leo”.

Aprenderse las reglas gramaticales o desarrollar la capacidad de comprender textos es importante, pero hacerlo para evitar el encuentro con la habilidad de las habilidades se vuelve un problema.

Un avance en la gramática o en reading no supone un avance en listening. Ya lo dijo el gran Emilio Duró, con palabras menos sutiles: “Si comes cebolla, cuando vayas al baño, harás cebolla”. Pues el que quiera mejorar listening tiene que practicar precisamente listening y no otras cosas.

Lo mismo pasa con los acentos. Por alguna razón, tal vez porque la mayoría de las películas o las canciones que vemos en nuestro país son de Estados Unidos, hay una mayor facilidad, en general, para entender los acentos del país de las barras y las estrellas que para comprender los de 10 Downing Street y anexos. El problema, más allá de la práctica cotidiana del inglés, radica en que la mayoría de los audios de los libros que se usan son de origen británico y en que en las certificaciones normalmente se incluyen conversaciones entre personas que viven cerca del Támesis.

El asunto está diagnosticado, pero no se hace nada al respecto. “Me falla listening, pero practico writing”. “No entiendo a los británicos, pero me pongo a escuchar a los de San Francisco”. El que come cebolla… hace… cebolla. Se acabó.

Regla de oro #1: Para mejorar algo, sea listening o cómo cortar guayabas, hay que hacer ese algo y no otra cosa.


Problema #2: Dejarlo todo en manos del maestro

Ya lo hemos escuchado hasta el cansancio. “Yo no sé inglés porque mi maestro no me enseñó”. Genial. Muy bien. Tal vez cierto. Pero la pregunta que surge es: “¿Y tú qué hiciste?” Porque se vale ser víctima un día, pero ciclo escolar tras ciclo escolar, ya no. En verdad: ¿Qué hiciste para aprender cada día más? ¿Fuiste reactivo? Error: en los idiomas hay que ser proactivos.

Lo anterior enfocado al listening se traduce de la siguiente forma: Vamos a nuestra clase, el maestro pone el audio que toca ese día, entendemos poco o nada, se acaba la clase y nos decimos mediocremente: “¿para qué repasar más si ya fui a mi clase y ya hicimos listening?”.

Honestamente y en tu sano juicio, ¿crees que con los cinco o diez minutos de listening que tu teacher te puso ya es suficiente? Si tu respuesta es afirmativa, vives en un mundo de caramelo.

Imagínate que tus papás te hubieran hablado sólo cinco minutos en español al día cuando eras un bebé tierno y bello. ¿Crees que podrías hablar español ahora como lo haces? Por supuesto que no. ¿Entonces por qué crees que con el inglés va a ser diferente?

¿Quiénes son tus youtubers favoritos en inglés? ¿Tus conferencistas predilectos? ¿Los cantantes o artistas a los que les verías cada entrevista que den? “No, es que el teacher no me ha dicho qué escuchar”. Mediocre, mediocre, mediocre.

Regla de oro #2: Si quieres tener un buen listening, escucha dos horas de material en inglés todos los días. “Ah, bueno, yo ya tuve mi clase de inglés; entonces ya cumplí”. No, no, no. Dos horas adicionales a cualquier clase que hayas tenido y cuando digo diario es diario, no un día sí y cuatro años no (Adenda: obviamente céntrate en los acentos que más te cuesten trabajo).


Problema #3: El círculo vicioso

Como supuestamente no se me da listening, pues entonces no hago nada relacionado con esta actividad. Y como no hago nada, pues no mejoro. Después, como ya todos vieron que no mejoré, pues puedo decir la babosada de siempre: “Es que a mí el inglés no se me da” o en su versión reducida: “Es que a mí el listening no teacher, nada más no”.

¡¡Bravo!!! Muy bien aprendiz mediocre. A mí tampoco se me da jugar cricket, ¿sabes?. ¿Por qué será?? ¿Por qué será??? Formemos una comisión que analice el caso. Convoquemos a consejo técnico. Finjamos todos que estamos pensando. Cara inclinada. Mirada hacia arriba. Mano en la barbilla. Pensamientos colectivos sobre la Tesorito o sobre el pan que nos comimos en la mañana. Respuesta: pues seguramente porque en mi vida me he dedicado al cricket ni un solo minuto.

“Pero teacher, no sea injusto conmigo. Yo me la paso escuchando cosas en inglés todo el día”. Pues puede ser, pero las eliges mal. O sigues escuchando el mismo audio siempre de pollito-chicken o ya te volaste la barda y quieres entender Games of Thrones después de tu primera clase. No, no, no, así no funciona. “¿Y quién es usted para decirme qué funciona y qué no?” Pues alguien que se dedica todos los días a analizar estos problemas y a buscarles solución.

Regla de oro #3: Escucha algo que esté por arriba de tu nivel actual, pero sólo un poco, no muchísimo (Todos los créditos a Stephen Krashen obviamente).


Problema #4: El ruido

“Sí teacher, ahí por donde vivo, pasan muchos camiones y me desconcentro muy fácil”. No, no me refiero a ese ruido mencho. Lo que quiero decir es lo siguiente: Mira, si ahorita me pones un audio de las noticias en japonés, idioma en el cual no sé absolutamente nada, todo lo que digan las personas para mí va a ser simple ruido.

Ahora bien. ¿Mejoraría si en vez de escuchar un audio de noticias en japonés escuchara, digamos, diez o doce al día? Pues no o la mejora sería tan escasa que no valdría la pena.

Así le pasa a mi papá que luego se pone a ver las noticias en CNN en inglés. Él sabe muy poco del idioma de Obama y compañía, pero ahí anda, tratando de pescar algunas cosas en la televisión. ¿Ustedes creen que ha mejorado su inglés con esta acción? No más allá de una u otra palabra que ahora identifica. Para él, todo lo que dicen, nos guste o no, nos parezca o no, es ruido.

Asegúrate, por lo tanto, que lo que estés practicando sea listening y no algo que por tu nivel o conocimiento actuales es simplemente ininteligible. Quien dice que practica inglés porque todo el día escucha música en inglés, debería de ponerse a pensar si realmente entiende algo de lo que cantan o si nada más tararea a lo menso. Si hace lo segundo, no hay manera alguna de que vaya a aprender.

Regla de oro #4: El ruido no cuenta como práctica. La práctica de listening que te ayuda es práctica de algo que entiendes (no tienes que entenderlo todo, pero sí bastante).


Problema #5: Los subtítulos

Este subapartado, por sí solo, da para una entrada completa, para un libro, casi para una enciclopedia. Y la pregunta de los 64 mil pesos es: “Teacher, ¿debería de ver mis series o mis películas con subtítulos o sin subtítulos?”

Las respuestas varían. Unos dicen que con y otros que sin. Y yo digo que lo que, en cualquier caso, hay que hacer es estar conscientes del proceso mismo.

Si ponemos subtítulos, la técnica ideal es sólo voltear cuando realmente sea necesario para entender. Estoy viendo la película; dijeron algo que no entendí; entonces pauso y volteo a ver qué fue.

Sin embargo, tenemos que estar conscientes de que el sobreuso de esta opción puede causar que nos volvamos dependientes de los subtítulos, algo que no queremos porque en las conversaciones de la vida real, pues simplemente no hay subtítulos algunos.

Si, por el contrario, no ponemos subtítulos, lo que sucede es lo siguiente: a veces nos frustramos porque no entendemos nada o sólo muy poco.

Ante esto, cabría regresar a la tercera regla y ver si lo que estamos escuchando es realmente lo que deberíamos estar escuchando o si hemos elegido un material muy por arriba de nuestras posibilidades actuales.

Regla de oro #5: El que siempre usa subtítulos se vuelve dependiente de ellos; Practicar listening siempre viendo los subtítulos es más bien una forma de practicar, en el mejor de los casos, reading (y en el peor de los casos: es una buena forma de perder el tiempo).


Problema #6: No construir las bases para un buen listening

Las bases para un buen listening a nivel individual abarcan: el conocimiento de cada vez más palabras, la capacidad de pronunciarlas correctamente y la capacidad para entender lo que en inglés se conoce como connected speech. Si estamos teniendo problemas con listening, lo más probable es que uno o varios de estos factores no estén totalmente desarrollados.

La primera etapa para un buen listening es entonces el conocimiento del vocabulario que se escucha. Cuando empecé a dar clases y oía que algunos de mis alumnos argüían que no se les daba el listening, pensaba que a lo mejor eso era cierto. “Bueno”, me decía a mí mismo, “a lo mejor a algunos se les dan unas habilidades y a otros, otras”.

Lo anterior, ahora lo sé, es totalmente falso y les voy a decir cómo lo descubrí: Cuando alguien me dice que tiene problemas de listening, le pongo un audio y le pido que repita el sonido. Indistintamente, las personas repiten el sonido. ¿Entonces estamos ante un problema de listening? No, la capacidad para detectar el sonido está ahí. Lo que cuesta es relacionar ese sonido con una palabra que conozcamos. Lo que falta es vocabulario.

La primera base es entonces un buen vocabulario. Algunos dirán que esto es una contradicción con la Regla de Oro #1 (“Para mejorar algo, sea listening o cómo cortar guayabas, hay que hacer ese algo y no otra cosa”), pero yo lo veo más como un complemento. Si queremos mejorar listening, hay que practicar listening, pero por supuesto que tenemos que acompañar esa práctica con todos los elementos que nos permitan no sólo identificar el sonido en cuestión, sino también ligarlo con algún significado.

Regla de oro #6-a: Un buen listening requiere de un buen vocabulario.

La segunda etapa es pronunciar bien las palabras. Si yo sé qué significa un vocablo, pero lo pronuncio estrepitosamente mal, probablemente lo podré reconocer en un texto, pero cuando alguien lo diga, no relacionaré mi conocimiento con lo que escuché.

Regla de oro #6-b: Conocer una palabra implica saber cómo se pronuncia. Saber cómo se pronuncia facilitará identificarla cuando escuchemos.

La tercera etapa es adaptarnos al connected speech, la manera en la que los nativos hablan, a veces sin pronunciarlo todo, a veces con contracciones, a veces uniendo las últimas letras de una palabra con las primeras de la siguiente.

Esto es un problema muy frecuente para los aprendices que sólo tuvieron maestros hispanoparlantes. A ellos les entienden muy bien, pero cuando llega John Smith de Boston o de Leicester, pues se acabó la fiesta. ¿Por qué? Porque los hispanoparlantes por más avanzados que seamos, difícilmente llegaremos al nivel en el cual hablaremos exactamente como nativos del inglés. No digo que sea imposible; lo que digo es que es tan poco común, que la posibilidad de que todos nuestros maestros hayan llegado a dicho estadío (con acento porque a mí me gusta así) es prácticamente nula.

Regla de oro #6-c: A menudo los problemas de listening son problemas de connected speech.

Adenda #6-c: Si queremos mejorar nuestra comprensión de connected speech hay que empezar a utilizar el connected speech cuando hablamos.

Adenda #6-c-2 (ya mejor escribo aquí un password): Cada acento tiene sus propias reglas de connected speech.


Lo que las escuelas, las familias y el gobierno podrían hacer para sentar las bases de un buen listening

En lugar de gastar millones y millones en nuevos programas revolucionarios que sirven para dos cosas (para nada y para nada) y en capacitaciones zonzas, deberíamos de traer a muchos nativos del inglés, no a que sean los maestros en el aula, pero sí para que nos inunden de historias de su infancia, de la vida en Nueva York o en Londres, y de las formas en las que nuestro México lindo y querido difiere de su Escocia fría o de su Australia-llena-de-canguros.

Podrían quedarse a vivir con nosotros un tiempo y deberían de hablarnos siempre en inglés. Que nos repitan y usen caras y gestos, como si nosotros fuéramos otra vez unos bebés bellos y tiernos. Así nos iríamos adaptando a sus sonidos y a sus contracciones, a sus formas de pronunciar y a sus formas de omitir.


Manos a la obra

Mejorar listening se mejora practicando, pero no todas las prácticas son ideales o incluso buenas. Tenemos que pensar muy bien qué es lo que más nos conviene y actuar en consecuencia. Tenemos que ser constantes, elegir bien nuestros materiales e interactuar con nativos.

Sólo así, el listening de los mexicanos mejorará considerablemente.

Puedes compartir cualquier duda, pregunta, comentario o sugerencia escribiendo al correo electrónico juan.garciavaldes@cadlenguas.com

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