jueves, 30 de junio de 2016

La Copa América del Inglés

Juan Carlos García Valdés

Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo, algo así como 300 años o 264 horas, que para el caso es lo mismo, la Selección Nacional de Chile nos vapuleó, nos zarandeó y nos metió siete goles en un partido que no era molero y que terminó así sólo porque los jugadores sudamericanos no quisieron ensañarse (lo bueno es que no quisieron ensañarse). Lo que no se dice, tendenciosamente, es que si el partido en lugar de haberse llevado a cabo en el Levi’s Stadium de Santa Clara, California, hubiera acontecido en un centro oficial para presentar el examen TOEFL iBT, la historia habría sido distinta. ¿Por qué lo digo?...   

La Copa América del Inglés

Lo digo porque a las pruebas me remito. Arriesgándome a que piensen que no tengo nada qué hacer, he decidido darle a México una segunda oportunidad en el torneo más antiguo de selecciones, aunque esta vez, en lugar de confiar en Chicharito y compañía, mejor nos centraremos en aquellos que presentaron el examen TOEFL iBT durante el año 2012. ¿Llegaría México a la final?

De acuerdo con los resultados publicados en el documento titulado Test and Score Data Summary for TOEFL iBT Tests and TOEFL PBT Tests, México habría obtenido los siguientes resultados en la fase de grupos: contra Uruguay habríamos perdido 95 a 86, contra Jamaica habríamos obtenido un asombroso empate (86 a 86; asombroso dado que en Jamaica se habla inglés) y contra Venezuela habríamos ganado 86 a 82, con lo cual habríamos pasado – apenas, pero pasado al fin – a la siguiente ronda.

Con estos datos es probable que se estén preguntando qué significa un 86, un 95 o un 82. Lo que estos números significan es el resultado que en promedio obtuvieron los sustentantes de cada país. Por ejemplo, los sustentantes de México obtuvieron en promedio, durante 2012, 86 puntos en la prueba TOEFL iBT, mientras que los sustentantes uruguayos registraron un promedio de 95 puntos en la misma prueba. Es importante recordar que el examen TOEFL iBT tiene como puntaje máximo 120 y que normalmente para iniciar estudios de licenciatura las universidades en países angloparlantes exigen que el estudiante alcance por lo menos 79 puntos, si bien hay instituciones que piden 90 puntos y, en ocasiones especiales, incluso 100.

Regresando a nuestro torneo, después de la fase de grupos el duelo contra Chile hubiera sido reñido (no como el de la vida real), pero al final habríamos obtenido una victoria ajustadísima: México 86 – Chile 85. Eso nos hubiera llevado a las semifinales, en las que nos habríamos medido ante Colombia y ahí la victoria habría sido más holgada: México 86 – Colombia 81. Sin embargo, en la Gran Final, Messi y sus compatriotas habrían celebrado el título, ya que los sustentantes argentinos obtuvieron en promedio 93 puntos en la prueba TOEFL iBT durante 2012.

Más allá de que el ejercicio anterior pueda parecerles patético o inconsecuente, creo que es una forma distinta (y a veces más fácil de recordar) de tener un panorama general sobre cuál es nuestro nivel de inglés. También es cierto que ETS, la organización que diseña la prueba TOEFL, señala explícitamente que “no respalda la práctica de ordenar a los países de acuerdo con los resultados obtenidos en TOEFL” (lo califica como un uso incorrecto de dicha información), pero, dicho a título muy personal, a mí me parece más una manera políticamente correcta de evitar que se usen sus datos para decir qué países son buenos y qué países son malos, qué países van bien y cuáles no, tal vez para impedir que la prueba se vuelva impopular en aquellas latitudes en las que los resultados no son del todo favorables.

Por supuesto que no se puede obtener una fotografía exacta al comparar los promedios de dos países (porque como la propia ETS señala, en algunos lugares hay más sustentantes que en otros), pero lo cierto es que si Uruguay, Argentina y Costa Rica, por hablar de los países latinoamericanos, están por arriba de 90 puntos, algo estarán haciendo, en general, mejor que México, que tiene un promedio de 86 puntos, y a su vez nuestro país, a pesar de todas las malas prácticas que tenemos, algo estará haciendo mejor que Haití y Ecuador, que ni siquiera alcanzan los 70 puntos. Quien no quiera darse cuenta de esta situación seguramente requerirá hacer una cita con el oftalmólogo.

¿Y la Eurocopa?

Ahí sí estamos hablando de otro nivel de juego completamente. Si hacemos el mismo ejercicio para los países europeos, nos damos cuenta de que Holanda se lleva el título al ser el único país en el que el promedio alcanza los 100 puntos. Austria se queda en segundo sitio con 99, Bélgica y Dinamarca se pelean el bronce con 98 y un poco más abajo vienen países como Suiza con 97 y Finlandia y Alemania con 96, todos ellos por arriba de Uruguay, que es el país más aventajado en Centro y Sudamérica.

La importancia de estos datos

Lo que nos atañe a continuación es analizar qué están haciendo países como Holanda, Austria, Bélgica y Dinamarca que no estamos haciendo nosotros. Esto nos permitiría tomar acciones encaminadas a mejorar el nivel de inglés de los habitantes de nuestro país.

A grandes rasgos, observando los datos del documento ya mencionado, podemos descartar que la diferencia en los resultados se deba a una cuestión meramente económica: naciones desarrolladas como Japón y Corea registran un promedio de 70 y 84 puntos respectivamente. Asimismo, los tres mejores países centro y sudamericanos (Uruguay, Argentina y Costa Rica) tienen un mejor promedio que naciones europeas como República Checa (92), Croacia (91), España (89) y Francia (88).

Ya sabemos que ETS no es partícipe de que estos datos se usen para comparar países, pero seamos honestos: si tuviéramos que seguir el modelo holandés o el modelo japonés, esta información nos ayudaría a tomar la mejor decisión de manera relativamente sencilla.

También es verdad que a veces la similitud entre la lengua materna del sustentante y el inglés puede influir en obtener un mejor o un peor resultado. Tanto en Holanda como en Austria (los dos países con mejor promedio) se hablan idiomas que pertenecen a las lenguas germánicas, pero el idioma materno no puede explicarlo todo, ya que, de lo contrario, todos los países hispanoparlantes obtendrían el mismo promedio y eso no es cierto (compárese el promedio de 95 de Uruguay con el de 68 de Ecuador).

Sin la posibilidad de atribuir la causa de dicho promedio a un solo factor, lo que corresponde es un proceso sincero de valoración y mejora. Como ya lo mencioné anteriormente, ver qué están haciendo países como Holanda y Austria, pero sabiendo al mismo tiempo que nuestra lengua materna no es una lengua germánica y entonces adaptar; ver qué están haciendo Japón y Ecuador y tratar de no copiar aquello que evidentemente no les ha dado resultados y encontrar la razón por la cual países relativamente similares al nuestro (específicamente en el ámbito latinoamericano) obtienen un mucho mejor promedio que el nuestro.

Manos a la obra

La existencia de datos internacionales nos ayuda a saber en qué lugar estamos parados y nos permite dirigir nuestra mirada hacia el lugar correcto si queremos avanzar realmente. Como en cualquier otra actividad o disciplina, los buenos resultados en el aprendizaje y en la enseñanza del inglés son consecuencia de buenas prácticas. A veces, más que innovar, lo que hace falta es copiar, pero copiar bien. Copiémosle, pues, a los holandeses, a los austriacos, a los belgas y a los daneses. Esto nos permitirá mejorar no sólo el nivel de inglés de nuestros habitantes, sino también la competitividad de nuestro país.  

Puedes compartir cualquier duda, pregunta, comentario o sugerencia escribiendo al correo electrónico juan.garciavaldes@cadlenguas.com

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jueves, 23 de junio de 2016

Programas en inglés para reír en una noche de verano

  Juan Carlos García Valdés

Alguna vez escuché que era recomendable reír por lo menos 20 veces por día y me lo tomé muy en serio. Si algo le admiro a los niños es su capacidad para carcajearse y su desenfado al respecto. Me parece insólito que nadie hable sobre la prohibición de usar el humor en las clases de inglés, prohibición aprobada el 31 de abril de 1977 por el Ministerio de la Seriedad Recurrente y que en muchas aulas todavía sigue vigente. Es una pena porque el humor nos brinda muchas posibilidades de aprendizaje y nunca deberíamos de aceptar las prohibiciones apócrifas.

Para aquellos que quieran beneficiarse de la risa en su proceso de aprendizaje de la lengua inglesa, les comparto cinco programas de la televisión en dicho idioma que me han hecho “reír a borbotones”. ¿Quién dice eso??? Mejor demos paso a…  


1) Little Britain: la empleada apática, el único gay del pueblo y Vicky Pollard

La descubrí un buen día en Canal Once. El doblaje mexicano es una maravilla, pero si queremos practicar nuestro inglés, seguramente nos conviene verla en el idioma original. Little Britain es una serie compuesta por sketches en la que conoceremos más a fondo a algunos de los personajes más extraños de Gran Bretaña. Desde la apática Carol Beer, que parece inspirada en muchos burócratas mexicanos, y que a todo contesta “la computadora dice no” hasta Daffyd Thomas, que asegura ser “el único gay del pueblo”, pasando por Vicky Pollard, representación máxima de una fluidez no deseada (vean alguno de sus videos y entenderán por qué lo digo), y Sebastian Love, un asistente del primer ministro que no le pide nada a los asesores de nuestro adorado Peña Nieto. Algunos videos que espero disfruten (se recomienda una mente abierta):



Sebastian (Little Britain USA): https://www.youtube.com/watch?v=Nt_8vGgD1Nk

Vicky Pollard (en Estados Unidos): https://www.youtube.com/watch?v=nGcRo2ZvKNc


2) Fawlty Towers: el hotel más divertido de la televisión británica

Hace ya más de cuarenta años que se grabó la primera temporada, pero esta serie, escrita por John Cleese y Connie Booth, sigue siendo la preferida de muchos. La acción sucede en un hotel de Torquay y está llena de malentendidos, conflictos de pareja, conflictos con los huéspedes y muchas otras situaciones por demás cómicas.

Personalmente, mi personaje favorito es Manuel, un mesero español que no habla prácticamente nada de inglés y que constantemente espeta su tradicional “¿qué?”, cuando es incapaz de entender a Basil, su jefe, y a los demás personajes.

Si no quieren parecerse a Manuel en lo que a competencia comunicativa se refiere, mejor practiquen, practiquen y practiquen.

Uno de los tantos malentendidos entre Basil y Manuel: https://www.youtube.com/watch?v=H-oH-TELcLE


3) Un Mr. Bean que habla: Rowan Atkinson

En México todos conocemos a Mr. Bean, un personaje silencioso que nos ha hecho reír por años con sus gestos y movimientos. Sin embargo, Mr. Bean es sólo un personaje más del grandioso Rowan Atkinson. A aquellos a quienes el hombre de la camisa blanca, la corbata roja y el infaltable saco les parece genial (a mí me lo parece también), los invito a ver otros sketches, mucho menos conocidos en nuestro país (no así en Reino Unido), pero igual de divertidos o incluso más.

En uno de sus sketches, conocido como Fatal Beatings, Atkinson pronuncia las que deben ser las frases más graciosas de la historia del humor:

“Headmaster:         Well, quite frankly, Tommy is in trouble. Recently his behaviour has left a great deal to be desired. He seems to take no interest in school life whatsoever.  He refuses to muck in at the sports field. And it's weeks since any master has received any written work from him. Quite frankly, Mr Perkins, if he wasn't dead, I'd have him expelled.

Mr. Perkins:            I beg your pardon?

Headmaster:           Yes, expelled! If I wasn't making allowances for the fact that your son is dead, he'd be out on his ear!”

Quienes quieran disfrutar esta joya del humor mundial, aquí les dejo el link: https://www.youtube.com/watch?v=cBc3TsHiunU

Por si fuera poco, ¡no descarten una vuelta de tuerca monumental!


4) Comedy Inc: un universo de parodias directamente desde Australia

¿Cuál es tu programa favorita de la televisión chipriota? Respuesta: No tengo la más remota idea. No obstante, les puedo decir que el programa de la televisión australiana que más me ha hecho reír es, sin duda alguna, Comedy Inc. Esta serie está llena de imitaciones burlescas, eventos inesperados y  comentarios punzantes.

Lo mismo encontrarán una parodia de Who wants to be a millionaire, que un sketch dedicado a Bush, la política, la guerra, el amor, las noticias y los programas de televisión, todos vistos desde una perspectiva sumamente entretenida.

¿Cuál es la primera letra del diccionario?: https://www.youtube.com/watch?v=evKYF1G_uDI


5) Monty Python: un programa sin parangón

Si alguno de ustedes cree estar loco, bastará ver algunos minutos de Monty Python para darse cuenta de que, en esta vida, todo es relativo. Imagínense, por ejemplo, un partido de fútbol entre Grecia y Alemania, en el que juegan Aristóteles, Sócrates, Hegel, Nietzsche y Karl Marx; o un gobierno que tiene su propia secretaría de los pasos tontos para caminar; o unas clases de italiano como segunda lengua para italianos de Nápoles y Milán.   

Monty Python comenzó a grabarse en 1969 y para los conocedores es simplemente el programa número uno del humor a nivel mundial. Yo no estoy en desacuerdo. Me gusta. Me encanta. Me fascina y eso que aquí no hablaré de una de sus películas: La vida de Brian. ¡Gracias Cleese, Chapman, Idle y compañía por darnos un programa tan absurdo y surrealista: simplemente pythonesco!





6) Bonus Track: Just for laughs

¿Y si de pronto apareciera un elefante rosa mientras te aplican el alcoholímetro? Link: https://www.youtube.com/watch?v=ZwJfXgTO7J4

  
Manos a la obra

Podemos practicar viendo programas y series divertidas. No todo tiene que ser seriedad y monotonía. Little Britain, Fawlty Towers, los personajes de Rowan Atkinson, Comedy Inc. y Monty Python nos incitan a reírnos mientras mejoramos nuestra comprensión oral. Estos son sólo algunos ejemplos de cómo la televisión divertida puede ayudarnos a subir nuestro nivel y a hacer de nuestra práctica una práctica más memorable. Así es que, por favor, ¡que no pare la risa!

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jueves, 16 de junio de 2016

Entrevista 2: Pensar en inglés, los maratones de series y el enamoramiento

Juan Carlos García Valdés

Hoy compartiré con ustedes la segunda entrevista. Si la vez anterior conversé con mi amiga que me pidió que le diera clases de alemán, ahora decidí platicar con una de mis mejores alumnas. Su nivel es cada día mejor, su entusiasmo para aprender es sobresaliente y siendo una de las alumnas que más podrían argüir que no tiene tiempo para mejorar su inglés (debido a ciertas responsabilidades que ya tiene a su corta edad), jamás le he escuchado esa excusa. Al contrario, la veo motivada, estratégica y muy feliz cada vez que está en contacto con la lengua inglesa. Es por ello que decidí entrevistar a esta alumna cuyo nombre no puedo revelar (me pidió que la mantuviera en el anonimato… ni hablar, así son algunas de las estrellas de este mundo). 

Enseñanza #1: Pensar en inglés… ¡Gran revelación!

Les parecerá extraño lo que voy a comentarles, pero si han estado al tanto de las entradas anteriores, seguramente ya lo habrán leído. A pesar de llevar casi veintidós años utilizando el idioma inglés, ese acto de pensar en lengua inglesa no había sido muy recurrente en mi persona. Alguna vez le escuché decir al gran Pablo Fernández Christlieb en un curso que dio hace algunos años titulado Lo que se siente pensar (el puro título ya hace que te sientas orgulloso de haber estado ahí) que “una ciudad, para desarrollarse, requiere de mejores conversadores”.

El hecho de tener mejores conversadores nos lleva a tener mejores pláticas y, a menudo, es ahí y no en la rigidez del salón de clases donde surgen los grandes descubrimientos personales. ¿Por qué digo todo esto? Porque la pura frase que mi alumna mencionó en la entrevista (“cuando estoy aburrida, pero no puedo platicar con alguien y estoy pensando cosas, trato de pensar las cosas en inglés”) me condujo a una gran revelación, precisamente, personal: hasta antes de este encuentro, ingenuamente, había concebido que “pensar en inglés” era algo que se daba de manera natural. En otras palabras, un día estabas pensando en el caminar de un gran danés bajo la tarde decembrina and suddenly your mind would focus on the cookies you saw in the kitchen.

No dudo que para algunas personas afortunadas, el proceso haya sido así. Sin embargo, las palabras “trato de pensar” me llevaron a un nuevo estadío (sé que la RAE sólo acepta estadio, pero antes la gente pronunciaba esta palabra con acento en la “i” y digan lo que digan los eruditos, a mí me gusta más con el acento; de lo contrario, siento que me estoy refiriendo al Azteca o al Santiago Bernabéu y yo lo que quiero decir es “período o fase”). En este nuevo estadío pude reconocer que para pensar en inglés, como para mejorar en cualquier otro aspecto, a menudo lo más importante es la actitud y la determinación, el decir “lo haré”. Después de veintidós años, ahora pienso en inglés; no porque las musas shakespeareanas me hayan visitado súbitamente, sino simplemente porque emulando a nuestra entrevistada, que dice que “piensa en inglés 10 minutos, pero diario” ahora “trato de pensar las cosas” en dicho idioma. Gracias alumna anónima.

Enseñanza #2: “Tutoriales no, chismes sí” (o todo lo contrario)

¿Hay alguien en este mundo a quien el chisme no le interese? Efectivamente, se rumora que hay una persona en Vietnam y otra en Dinamarca. De ahí en fuera, a todos nos encanta el chisme. Obviamente, somos lo suficientemente precavidos para denominarlo de otra forma: simplemente plática, “ponerse al tanto” o “ponerse al día”, echarse un cafecito, “indagar más sobre las necesidades del prójimo”, revisar nuestras redes sociales o “ver qué lecciones podemos llevarnos de los actos de los demás”. Sí, cómo no. ¡Qué hipócritas somos! Es chisme y ya, y este acto no debería de estar asociado necesariamente con algo negativo.

En algún momento de la plática, mi alumna mencionó lo siguiente: “Veo videos, pero de cosas que me gustan en inglés. No tutoriales, sino de chismes” y aquí radica buena parte de su éxito. Por un lado, sabe lo que le gusta y lo reconoce y al trabajar con videos que le atraen, el proceso se vuelve entretenido en vez de monótono.

Este aspecto está relacionado con lo que yo llamo la legitimización del aprendizaje. A menudo, me he encontrado con alumnos y alumnas que se sienten, literalmente, apenados o avergonzados por la forma en la que aprenden. Dicho de otra forma, es como si una voz interna les dijera que si no aprenden como los demás, no es válido. Yo diría más bien que lo único que no debe ser válido es copiar por copiar. Para mi alumna, el lema es “tutoriales no, chismes sí”, para el danés y el vietnamita es lo contrario y para otros lo importante es que los videos o los materiales sean de futbol o de música o de clases de cocina. Ya es momento de que legitimemos nuestros propios procesos de aprendizaje y de que le seamos fieles a lo que nos motiva. Como diría nuestra entrevistada: “es más interés; no es <<tengo que aprender inglés>>; es gusto”.  

Enseñanza #3: Apropiarse de la música y de las palabras

Muchos alumnos dicen practicar con música y la verdad es que muy pocos avanzan. ¿Por qué? Tal vez la clave esté en lo que nuestra entrevistada anónima nos comparte: “Siempre me ha gustado la música en inglés. Entonces, yo conseguía la letra en inglés, tenía mi diccionario e iba buscando palabra por palabra y las anotaba para ver qué decían las canciones. (…) Traducir las canciones tú misma, no buscar la traducción, es lo que me ha ayudado a tener más vocabulario porque se me queda, porque yo lo estoy haciendo”.

Aquellos que no avanzan, estoy convencido de esto, es porque no logran que el proceso se vuelva propio o personal. Cantan, pero lo hacen como espectadores. Ven la traducción, pero la bajaron de internet y al no implicar mayor esfuerzo, la retención tampoco está presente. El caso contrario es el de nuestra entrevistada que al buscar palabra por palabra se apropia de ellas y las va incorporando a su producción oral y escrita. Les confieso que a veces cuando la escucho hablar en inglés, me quedo sorprendido porque utiliza palabras y frases que uno esperaría solamente en niveles más avanzados.

Enseñanza #4: Inscríbete a un maratón… de series

Lo de la música y lo de las series se repite en muchos aprendices exitosos y nuestra interlocutora del día de hoy no es la excepción. “Últimamente he visto muchas series en inglés, con subtítulos en inglés”, señala. Algunas de las entrevistadas, cuyas entradas no han sido publicadas todavía, prefieren quitar por completo los subtítulos. Yo, en lo personal, prefiero ir analizando ambas partes. En cualquier caso, lo importante es la práctica que se puede obtener a través de estos programas. Mi alumna vio toda su serie en dos días, lo que implicó más o menos 30 horas de práctica con un vocabulario mucho más real y, lógicamente, menos acartonado y falso que el lenguaje del salón de clases.

Si no tienen tiempo, pidan un día en su trabajo, falten un día a la escuela o pospongan la comida que tenían con familiares o amigos y vean su serie favorita (al menos una temporada) en un solo día o en un solo fin de semana. Su inglés se los agradecerá y el mundo no se va a detener por un día que se ausenten de sus actividades cotidianas.

¿Y si hay frases o palabras que no quedan claras? ¿Qué hacemos? Mejor preguntémosle a… ya iba a decir su nombre. “¿Qué hacías cuando algo no quedaba del todo claro?” Respuesta: “Iba pausando y lo que no entendía, lo anotaba en una hoja y ya después, cuando acabé de ver la serie, vi qué significaba”.

La ventaja de no ir al diccionario en cada momento es que no se pierde el ritmo de lo que se está viendo. Si logran llegar al punto en el que se les olvida que la serie está en inglés, como a mi alumna le sucede, ¡felicidades, el aprendizaje está garantizado!

Tip para listening que nos da nuestra entrevistada: “Al principio veía las series en inglés en la tele, sin subtítulos, y eso me ayudó para listening, ya que yo trataba de descifrar lo que estaban diciendo con lo que veía”. 

Enseñanza #5: Enamórate

Ya casi al final de la plática, nuestra entrevistada nos contó lo siguiente: “Todo tiene que ver con el interés. Cuando tenía como catorce años, me gustaba un niño, pero él era de Japón, entonces teníamos conversaciones en inglés (por medio del chat). Yo no sabía mucho, pero veía la forma de buscar en el traductor lo que quería decir, de manera que fuera coherente lo que yo le decía, no nada más copiar y pegar, sino con lo propio que yo sabía; trataba de estructurarlo yo misma”.

Al buen entendedor, pocas palabras: enamórense de alguien con quien puedan hablar en inglés; sin importar si es de Japón, de Estados Unidos o del sureste mexicano. Enamórense y hablen.

Idea a considerar: ¿Más sabrá el diablo por viejo que por diablo?

En algún momento de la conversación, nuestra entrevistada mencionó la importancia del tiempo que lleva una persona aprendiendo inglés. Cabe entonces preguntarse si el nivel de algunas personas es bueno porque llevan décadas en contacto con el idioma más que por un talento o una habilidad específica. Es probable que así sea y sería fundamental entonces promover que los niños comenzaran su proceso de aprendizaje/adquisición a una edad muy temprana.

Manos a la obra

Una de las mayores lecciones de esta entrevista es el hecho de que podemos decidir nosotros mismos qué tanto avanzamos en inglés. Pensar en inglés no tiene porqué ser algo natural; si no se suscita de esta forma, siempre podremos tomar la decisión y empezar a hacerlo de manera consciente. Lo más importante es hacer cosas que nos gusten, nos motiven y nos llenen de satisfacción. Asimismo, la música y las series son prácticas que se repiten en los aprendices que logran tener un excelente nivel de inglés, por lo que sería buena idea beneficiarse de ambas. En caso de que necesitemos mayor motivación todavía, el enamoramiento no debería de ser descartado.

Esta serie de entrevistas continuará a lo largo del verano. Les prometo seguir buscando a gente talentosa y muy inteligente, como la entrevistada para esta entrada, para seguir compartiendo tips, consejos y acciones que nos lleven a la excelencia. ¡Gracias lectores! Thank you anonymous student!

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jueves, 9 de junio de 2016

Prácticas de 5 minutos para los que dicen no tener tiempo… porque están muy ocupados preparando su reunión con Barack Obama, resolviendo el conflicto de Medio Oriente y jugando Candy Crush

Juan Carlos García Valdés

Los pretextos están a la orden del día. ¿Quién no ha escuchado la frase “Si tuviera tiempo, mi inglés sería buenísimo”? Aseveramos que no tenemos tiempo, pero más bien deberíamos decir que no tenemos ganas de aprender o que no nos importa lo suficiente como para que el aprendizaje del inglés sea una de nuestras prioridades. El ritmo de vida actualmente es sumamente acelerado, pero todos los días tenemos espacios de cinco minutos que honestamente desaprovechamos: en la fila del banco, mientras esperamos a alguien en el café, en el transporte público o justo antes de irnos a dormir. Es por ello que me he dado a la tarea de incluir en esta entrada cinco estrategias que no nos llevan más de 5 minutos cada una. Ya si después de leer estas cinco opciones, sigues diciendo que no tienes tiempo para mejorar tu nivel, cualquier esfuerzo mío será fútil.         

Estrategia #1: Escribe oraciones (Vocabulario, gramática y writing)

Esta estrategia tiene que ver con la entrada de hace una semana. Si tienes cinco minutos, toma una hoja y escribe tantas oraciones como te sea posible. Puedes elegir escribir oraciones en un tiempo determinado (presente simple, pasado, presente perfecto) o con palabras determinadas (vocabulario de la casa, animales, la ciudad). También puedes transformar las oraciones originales. Por ejemplo, si escribiste oraciones en presente simple, puedes después transformarlas a pasado y a futuro, o de afirmativo a negativo y pregunta. Si, por el contrario, escribiste oraciones con vocabulario determinado, mi recomendación es que hagas sustituciones. Para ejemplificar lo anterior, una muestra: si escribiste “the monkey eats a coconut”, algo conveniente sería sustituir coconut por banana o watermelon.

Te reto a que escribas 5 oraciones en la mañana, 5 al mediodía, 5 en la tarde y 5 en la noche. A ese ritmo, puedes escribir 600 oraciones en un mes y 7300 al año. ¿Servirá de algo? No, yo creo que no. Además cinco minutos es muchísimo tiempo, ¿verdad?


Estrategia #2: Conversa (Speaking)

Tienes cinco minutos y te preguntas qué hacer. Mi sugerencia es que practiques tu speaking. “Pero no tengo con quién platicar”. ¡Y dale con los pretextos! No hace falta que haya alguien más. Utiliza tu celular y grábate mientras hablas o simplemente colócate enfrente de un espejo y a hablar se ha dicho. “Es que van a pensar que estoy loco o loca”. Secreto a voces: en muchos casos, la gente ya piensa eso de ti, así es que no hay nada que perder.

Te propongo algo: al menos ten dos conversaciones contigo mismo a la semana. Nadie te va a interrumpir y podrás hablar de lo que quieras. Cinco minutos por conversación pueden hacer la diferencia.  

Estrategia #3: Camina y piensa (Vocabulario y fluidez)

De esta sí no hay cómo salirse. Todos los días andas por la ciudad, vas a tu escuela o al trabajo o a la casa de tu novio o novia o al centro comercial. Y si eres como la mayoría, mientras vas de un lado a otro, vas pensando en cosas sumamente importantes (el meme que acabas de ver, cómo quedó el Cruz Azul y qué fue primero: ¿el huevo o la gallina?). Pues no te propongo que dejes de ir a los lugares ya mencionados, pero ciertamente puedes cambiar la dirección de tu pensamiento durante cinco minutos al día y comprometerte a que cualquier idea o cualquier palabra que surjan de tu mente o de tu boca en ese momento sean en inglés. Una de mis alumnas, a quien entrevisté recientemente (pronto compartiré con ustedes dicha entrada), repasa el plan que tiene para la tarde o para el otro día (todo en inglés). Esa es una opción; la otra es ir describiendo todo lo que vemos (prueba máxima de vocabulario ahí donde las haya).

Sólo cinco minutos por día y después puedes regresar a los pensamientos que desees. Lo prometido es deuda… y tal vez tú tienes una deuda con el inglés.

Estrategia #4: Quizzes (Vocabulario)

Ya he hablado sobre esta estrategia anteriormente en el blog y no me cansaré de recomendarla. Palabra que hayas identificado o aprendido, pregúntala una infinidad de veces. “¿Cómo se dice paperas?” “¿Cómo se dice várice?” “¿Cómo se dice urticaria?” Repite la pregunta a tu hermano, hermana, novio, novia, vecino, vecina, compañero, colega, jefe, primo,

Haz tus propios concursos, apuesta a que el otro no se sabe la respuesta y verás que las palabras se te van quedando. La mente tiene ciertos mecanismos que nos permiten aprender de manera mucho más rápida cuando jugamos o participamos en concursos.

Estrategia #5: Analiza un párrafo (Reading y writing)

“Yo no leo porque no tengo tiempo”, aseveran muchos y mi pregunta al respecto es “¿Quién les pidió que leyeran La Biblia o El Capital de Marx?” Leer no necesariamente implica que lo que se tenga que leer sean libros. Una vez alguien dijo: “Yo no leo Sueño de una noche de verano porque para entenderla bien voy a tener que leer después Sueño de una noche de otoño y luego la del invierno y así sucesivamente y pues no tengo tanto tiempo”, a lo que yo respondí: “Te veo potencial para ser presidente de México. ¿Cuáles son los tres libros que han marcado tu vida?”

¡No! Ya hablando en serio, se pueden leer infinidad de textos y materiales y no tenemos por qué elegir algo que nos aburra; al contrario, es fundamental que leamos algo divertido, entretenido, aleccionador. Pero incluso, una caja de cereal puede ayudarnos a mejorar nuestro reading. Más adelante escribiré una entrada al respecto, pero una de las ventajas que tenemos en México es la cantidad de productos norteamericanos que podemos encontrar en los supermercados. Dense una vuelta por Walmart, Costco o Sam’s y compruébenlo ustedes mismos. Muchas cajas de cereal (y de muchos otros productos, la verdad sea dicha) tienen el texto en inglés y algunas son verdaderas joyas en cuanto a que tienen el texto en inglés y en español.

Vean la caja durante cinco minutos mientras desayunan, aprendan palabras y frases y misión cumplida.

Ahora bien, si quieren una recomendación de lujo, les comparto el artículo Will Migration Finally Push Europe to the Right?, escrito por una excelente amiga y una fuente de inspiración para muchos (http://www.ia-forum.org/Content/ViewInternalDocument.cfm?ContentID=8535). Lean el primer párrafo hoy, el segundo mañana, el tercero pasado mañana y maravíllense con la cantidad de palabras, frases y estructuras que pueden aprender en tan pocas líneas. Simplemente en el primer párrafo pueden aprender palabras y frases como claim, reach a watershed, dissenters, a stark reminder of y estructuras como no longer A, no longer B, the fact that… así como el uso de los adjetivos compuestos (not-too-distant past). Todo lo anterior en nueve líneas, así es que en cinco minutos seguramente sí terminan. Esta es sólo una recomendación, pero claro está que ustedes son libres de escoger el texto que más les guste y convenga.

Manos a la obra

¿Es verdad que en Walmart y en los Oxxos venden tarjetas que te hacen subir tu TOEFL 20 puntos?

¡Obviamente no! ¿Pero saben por qué incluyo esta pregunta ridícula en este texto? Porque parecería que muchos así lo piensan. No practican, no repasan, no usan el idioma y luego se sorprenden ante el hecho de que no han mejorado y lógicamente preguntan si no hay algún atajo o "método casi mágico" para aprender más rápido. “Es que no entiendo por qué no avanzo?” Pues déjenme decirles que yo sí entiendo la razón por la cual, en muchos casos, su inglés no es mejor que el que tenían hace uno o dos años: porque cada día desaprovechan esos espacios de cinco minutos que los podrían llevar al siguiente nivel. En el inglés los atajos y los métodos mágicos se llaman práctica continua.

Cuatro sesiones de práctica de cinco minutos al día significan 121 horas de práctica al año. No es lo ideal, pero definitivamente es mejor que nada. Imagínate si hubieras implementado estos pequeños cambios hace diez o quince años o, mejor dicho, empieza hoy a cambiar tu realidad del 2026. Ah… pero… que no tienes tiempo, ¿verdad? Disculpa, lo olvidé por un momento.

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jueves, 2 de junio de 2016

LIS-COS o la técnica de aprendizaje acelerado de vocabulario

Juan Carlos García Valdés


Si tu vocabulario no es muy bueno, definitivamente no te bastará con aprender una o dos palabras al día. Pero, ¿se pueden aprender, por ejemplo, 60 frases o palabras en 24 horas? Estoy convencido de que sí es posible, siempre y cuando se siga un método adecuado para lograrlo. E incluso si no fuera del todo posible, una tasa de éxito del 60% te ayudaría a aprender 36 palabras. Nada mal. A continuación les comparto una técnica que he utilizado para lograrlo y que me ha dado excelentes resultados. Le llamo la técnica de aprendizaje acelerado de vocabulario o LIS-COS.

¿Qué significa LIS-COS?

LI es list, S es sentences, CO es conversation y S es share.

LIS-COS, por lo tanto, es una técnica que se basa en una lista, oraciones, conversación y en compartir lo aprendido con otras personas.


¿Quién puede utilizar esta técnica?

Prácticamente cualquier persona. Lo que se necesita es:

1.- Hojas de papel.
2.- Una pluma.
3.- Una persona que hable el idioma inglés significativamente mejor que tú.
4.- Mucha disposición para aprender.

¿Cómo funciona?

El primer paso es identificar un tema en el cual quieras aprender muchas palabras. Algunos ejemplos son: el restaurante, el hospital, deportes, viajes, inglés académico, groserías, la ciudad, la familia o profesiones, entre muchos otros.

LI - List

Ya que has identificado el tema, el siguiente paso es pensar en tantas palabras como te sea posible sobre dicho tema. Por ejemplo, si escogiste el restaurante, tu lista puede incluir vocablos como mesero, tenedor, servilleta, popote, cuenta, propina, cucharita para café, cucharada, mantel, salero, pimienta, así como frases del tipo “yo voy a querer la sopa de fideos” o “¿me podría calentar la comida, por favor?” Después, es recomendable ordenar las palabras de manera alfabética. Esto nos permitirá más adelante recordarlas de forma sencilla.

Una vez que se tiene la lista de palabras y/o frases en español, ordenadas alfabéticamente, se le pide a la persona que tiene un nivel de inglés significativamente mejor que el nuestro que nos ayude a completar la lista, pero ahora en inglés. Esta persona no escribirá nada, pero nos irá diciendo el equivalente de la palabra en español y nosotros seremos los que escribiremos. Así pues, con las palabras del ejemplo, la otra persona diría waiter, fork, napkin, straw y nosotros las escribiríamos al lado de la respectiva palabra en español.

Las ventajas de trabajar con alguien más en vez de utilizar un diccionario son por lo menos dos: a) la actividad nos lleva menos tiempo y b) el proceso se vuelve más dinámico. Además, a menudo es más fácil recordar lo que alguien nos dice que recordar el contenido de una entrada del diccionario.

S - Sentences

Después de algunos minutos, tendremos una lista bilingüe. Aquí termina LI (list) y empieza S (sentences). Lo que tenemos que hacer en este paso es decir y escribir una o varias oraciones con cada una de las palabras. Si por algún motivo esto nos resulta difícil, podemos pedirle a la persona que tiene un nivel de inglés significativamente mejor que el nuestro que nos dé un ejemplo.

Las oraciones no tienen que ser sumamente complejas. Así las cosas, para la palabra straw (popote) podríamos decir “I need a straw”, “I drink with a straw” o “She had a jar of colorful straws”. Lo importante es que estas oraciones nos ayuden a recordar el significado de la palabra. Por ello, mi recomendación es hacer oraciones que sean muy significativas para nosotros. En este sentido, una frase del tipo “My friend Alan needs a straw when we drink vodka” puede ser más útil que las anteriores, pero el punto es que no sean oraciones demasiado complejas para nuestro nivel.

CO – Conversation

Después de hacer las oraciones, lo ideal es tener una conversación de aproximadamente 10 o 15 minutos en la que podamos utilizar tantas palabras y frases de la lista como nos sea posible.

Algunos tips para lograr esto son: a) empieza con dos o tres palabras de la lista. ¿Qué podrías decir con esas palabras? Expresa esas oraciones y continúa el flujo de la conversación; b) ten tu lista cerca: esto te permitirá confirmar la palabra o frase en caso de duda; c) si llevas treinta segundos o un minuto y no has ocupado una palabra o frase nueva, no te preocupes; sigue hablando y pronto, de manera natural, dirás “aquí puedo usar esta frase o esta palabra”. En otros términos, no se trata de forzar al máximo la conversación, sino de estar atentos al momento en el que un vocablo recientemente aprendido puede aportar algo significativo a lo que decimos, y d) si ya ocupaste una palabra una vez y de pronto te viene otra idea con esa misma palabra, no hay ningún problema: úsala cuantas veces sea necesario.

S – Share

Por la tarde después de haber trabajado en la lista, en las oraciones y en la conversación, o bien, al siguiente día, comparte lo que aprendiste con varias personas. Aquello que compartimos – y esta es una regla de oro – lo aprendemos mejor, así es que no dejes pasar esta oportunidad.

Puedes compartir tu vocabulario nuevo con prácticamente cualquier persona. Si la otra persona habla inglés, puedes hacerlo mediante una conversación. Si, por el contrario, no lo habla, puedes hacerlo mediante un quiz: “Ayer aprendí varias palabras. A ver… ¿cómo se dice popote en inglés?” No importa tanto si la otra persona sabe o no; lo que importa es el hecho de que al preguntar nos obligamos a recordar la respuesta.

Manos a la obra

LIS-COS o la técnica de aprendizaje acelerado de vocabulario es una excelente opción para aquellos que deben mejorar a marchas forzadas. Tal vez no es conveniente usarla todos los días ni como la única forma en la que aprendemos palabras, pero una vez a la semana puede ayudarnos mucho. Si así lo hiciéramos, al final del año nuestro vocabulario sería mucho mejor en 52 temas y con una tasa de éxito del 60% tendríamos 1872 palabras nuevas. ¡Nada despreciable, así es que identifica los temas que quieres mejorar, la persona que te puede ayudar y date el tiempo de usar esta técnica que puede ser simple, pero al mismo tiempo muy eficaz! Se los digo por experiencia. ¡Y no olviden compartir lo que aprenden! Como diría una amiga: Sharing is caring.  

Puedes compartir cualquier duda, pregunta, comentario o sugerencia escribiendo al correo electrónico juan.garciavaldes@cadlenguas.com

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