Juan Carlos García
Valdés
La semana pasada se nos murió un gigante: Edward Albee. Es
probable que muchos de ustedes no lo hayan conocido, pero les reitero que era
un titán. Y a veces la vida de los grandes hombres no nos motiva, por
desconocimiento, pereza o incluso desdén. Sin embargo, y aunque suene cruel, la
muerte de estos hombres y mujeres nos brinda una segunda oportunidad de visitar
su obra y de admirar su grandeza.
Hoy les propongo no sólo eso, sino también que aprovechemos
sus ideas y su legado para mejorar nuestro nivel de inglés.
Primero, ¿quién era
Edward Albee?
Edward Albee era un dramaturgo. Su primera obra, La historia del zoológico, la escribió
en 1958 y desde ese momento jamás dejó de escribir teatro.
¿Por qué es un gigante?
Cualquiera podría decir que por los tres premios Pullitzer
que ganó o por haber escrito la muy aclamada ¿Quién teme a Virginia Woolf?, y ciertamente quienes así lo
aseguran no se equivocan. No obstante, Albee es un gigante porque en cada
palabra de sus obras e incluso de sus entrevistas nos maravilla con su
perspectiva sobre la condición del hombre y se erige como un maestro, muchas
veces, me parece, incluso sin querer serlo: un maestro de la dramaturgia y de
la vida misma.
Idea #1: “Edward, no te
sientes como un poeta; te sientes como alguien que escribe poesía".
Esta es la razón que da Albee en una entrevista para explicar el motivo por el que dejó de escribir poesía (antes de convertirse en dramaturgo). Y yo me
pregunto, cuántos de nosotros no experimentamos una situación similar cuando
nos acercamos al inglés o a otra lengua. No nos sentimos como usuarios de dicho
idioma, sino simplemente como personas que aprenden un idioma.
¿Y cuál es la diferencia, teach?
¿No es lo mismo? Con toda honestidad les puedo decir que hay un mundo de
diferencia. Una persona que aprende un idioma hace cosas para mejorar (estudia
la gramática, repasa el vocabulario, escucha algunos audios y tal vez lee
algunos libros), pero nunca o casi nunca se pone en esas situaciones
prueba-de-fuego en las que o utiliza el idioma o lo utiliza. Su vida no depende
de qué tanto aprende y siempre tiene la opción de refugiarse en el español si
las cosas no van bien.
Por el contrario, el usuario de un idioma no hace
necesariamente cosas para mejorar, sino cosas para conseguir algo tangible o
para expresar algo que tiene que expresar. En este sentido, constantemente está
al borde del precipicio, pero también muy cerca de la gloria, una gloria
lingüística y comunicativa en este caso. Su realidad, su bienestar y en buena
medida su vida dependen de qué tan exitoso es al comunicarse y difícilmente hay
refugios: o habla o habla.
Con la persona que escribe poesía y el poeta pasa lo mismo.
La persona que escribe poesía puede hacerlo o puede no hacerlo. Puede incluso
mejorar, como comenta Albee, pero nunca está al límite. Si no escribe, puede
hacer algo más y punto. Mientras tanto, el poeta tiene una necesidad compulsiva
de expresar y de ser en la poesía misma. Las palabras lo colocan siempre en la
orilla y muy a menudo toca el cielo y el infierno con apenas minutos o incluso
segundos de diferencia.
Regresando a las lenguas, las personas que aprenden un idioma
son las que van a su clase de inglés y una vez que se termina piensan que han
cumplido, que ya cubrieron su cuota diaria o semanal y consideran molesto o
aburrido o improcedente hacer algo adicional. Para ellos el inglés es un fin en
sí mismo. En cambio, los usuarios del idioma, nuestros poetas, muchas veces ni
se percatan de que están aprendiendo: escriben, leen, escuchan, chatean, participan
en conversaciones en el idioma meta, pero lo hacen más por una necesidad
inmediata. Para ellos el inglés es un vehículo.
Lección #1: Conviértete
en un usuario del inglés; no seas un simple aprendiz.
Idea #2: Ya basta de
socializar con la misma gente (mediocre) de siempre
El título de esta segunda idea no se lo recuerdo a Edward
Albee, pero tanto su vida como su obra me han llevado a esta propuesta y en
ambos casos me tengo que referir a La
historia del zoológico.
En dicha obra, Jerry de pronto le hace la plática a una
persona que no conoce: Peter. La verdad es que (spoiler alert) la interacción no termina muy bien que digamos, pero
lo que aquí nos atañe es que la conversación se da entre dos perfectos
desconocidos.
En cuanto a la vida de Albee, una anécdota lo ilustra
perfectamente. El dramaturgo termina de escribir precisamente La historia del zoológico en 1958 y el
texto pronto recibe múltiples rechazos en Estados Unidos. De alguna u otra
forma, La historia… llega a Italia y
de ahí va a Suiza y después a Alemania (estamos hablando de la época en la que
internet no existía). Finalmente, se representa en Berlín y ahora viene lo más
interesante: Edward Albee viaja a Alemania para asistir al estreno de su
primera obra que se da en un idioma (alemán) que le es totalmente desconocido.
En ambos casos, en el de Jerry y en el del propio Edward, es
la fuerza de los extraños la que mueve montañas. Quejarse todo el tiempo de que
tu amiga Susy no quiere hablar en inglés y de que tu amigo Mario quiere pero no
da una no arregla absolutamente nada. Créeme: hay muchas personas que quieren
hablar contigo en inglés, pero tienes que encontrarlas y muy seguramente no van
a estar en tu círculo mediocre al que ya te acostumbraste y al que a menudo
usas como pretexto.
“Pero teacher, ¿por
qué la crueldad?” Respuesta: prometo ser menos cruel si te pones a buscar a tus
próximos aliados y si comienzas a hablar cuanto antes.
Lección #2: Busca a las
personas que hablarán contigo; créeme que los hay. Sólo un favor: no sigas
buscando donde ya lo hiciste y no encontraste más que pretextos.
Idea #3: El teatro gratuito
de los sueños.
¿Se imaginan asistir a una representación de La historia del zoológico en inglés?
Sería un sueño, ¿verdad? Pues déjenme decirles algo: si Albee tuvo que viajar
hasta Alemania para ver el estreno de su obra, el mundo moderno nos facilita
las cosas. Ahora sólo tendrán que viajar hasta los links que les comparto a
continuación.
Mi propuesta es la siguiente: vean la obra y lean el texto al
mismo tiempo. Si gustan, pueden leer la obra primero en español (no es para
nada larga) y ya que hayan entendido perfectamente bien la historia, pueden
usar el texto en inglés. Les aseguro que aprenderán muchísimo y, sobre todo,
aprenderán un lenguaje mucho más natural que el que normalmente aprenden en
clase.
Obra de teatro La
historia del zoológico (excelente representación; el volumen no es el
mejor): https://www.youtube.com/watch?v=ctPun9fzS2E
Obra de teatro La
historia del zoológico (la representación tiene sus detalles que pueden
mejorar – actuación, dirección –, pero tomando en cuenta que lo que nos importa
en estos momentos es el idioma, esta opción sigue siendo atractiva para
nuestros fines):
Texto de La historia
del zoológico (en español): https://wikide3esod.wikispaces.com/file/view/53746976-LA-HISTORIA-DEL-ZOOLOGICO.pdf
Lección #3: Ir al
teatro puede ayudarte a mejorar tu nivel. Y puedes aprovechar esta opción desde
la comodidad de tu casa.
Manos a la obra
Convertirse en un poeta del idioma meta, en este caso del
inglés, buscar a la gente que sí quiere conversar con nosotros en la lengua que
estamos aprendiendo (aunque sean desconocidos) y usar obras de teatro
disponibles en línea, apoyándonos en el texto en español y/o inglés son sólo
algunas de las estrategias que podemos utilizar para ser verdaderos usuarios
del idioma más hablado a nivel mundial. Edward Albee, sin quererlo nuevamente,
ha sido un maestro que con su palabra y su obra nos ha permitido ver nuevos
caminos. ¡¿Cuándo no Albee, cuándo no maestro?!
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duda, pregunta, comentario o sugerencia escribiendo al correo electrónico juan.garciavaldes@cadlenguas.com
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