jueves, 26 de enero de 2017

La analogía del cochecito

Juan Carlos García Valdés

Hoy les explicaré por qué la mayoría de ustedes sigue sin avanzar en el idioma inglés. Pero no lo haré de la manera tradicional. Esta vez usaremos la analogía del cochecito.

El auto

Imagínense que van a comprar un auto. Ciertamente, pueden elegir el modelo, el color, si la transmisión será manual o automática, si comprarán la versión más austera o la más equipada y si lo pagarán a plazos o de contado. Sin embargo, a menos que hayan adquirido un auto eléctrico, hay algo que no podrán elegir: si le ponen gasolina o no. Si quieren que funcione, si quieren que arranque y avance, no hay más: hay que ir a la gasolinera sí o sí (a pesar de los precios actuales).

En los idiomas, por su parte, la gasolina se llama input y entre más input obtengamos, más rápido podremos avanzar. Al contrario, si nunca vamos a la gasolinera sencillamente no iremos a ningún lado.

El input, nuestro combustible, es la información en el idioma meta, en este caso el inglés, con la que vamos teniendo contacto: textos, historias, videos, audios, el contenido de conversaciones, canciones, programas de televisión y películas, entre otros recursos (todos ellos contienen input).

Ahora bien, así como hay diferentes tipos de gasolina (en México tenemos la magna y la premium, también conocidas como la verde y la roja) y así como cada gasolina tiene sus propias características, ventajas y desventajas, al momento de aprender inglés, cada tipo de input implicará ciertos beneficios y ciertos inconvenientes.

En términos generales, si queremos progresar, si queremos que nuestro cochecito se mueva y llegue a la ciudad lejana que un día nos propusimos conocer, es importante saber que hay un tipo de gasolina que nos convendrá más.

¿Cuál es? La gasolina que nos conviene más es la que contiene más mensajes que podamos entender, pero que al mismo tiempo nos rete de cierta forma. Así las cosas, si somos principiantes, nos ayudará más un libro hecho para aprendices del idioma (por ejemplo, los graded readers de Oxford o los de Penguin) que las obras de Shakespeare o el Ulises de Joyce. ¿Por qué? Por el simple hecho de que, dado nuestro nivel, dichos graded readers tendrán más palabras o frases que podemos comprender.

Bueno… ¿y por qué muchos de ustedes no avanzan?

En pocas palabras, porque casi nunca van a la gasolinera. Imagínense que su coche real se detiene. Se preguntan qué pasa y rápidamente se dan cuenta de que lo que les falta es combustible. ¿Qué hacen? ¿Lógico, no? Ven la manera de cargar gasolina. El problema es que en lo que respecta al idioma inglés, esa obviedad se nos olvida. Si nuestro cochecito ya no avanza, lejos de ir a la gasolinera (textos, videos, películas, canciones, conversaciones), empezamos con el típico “es que a mí el inglés no se me da”.

Trasladen esa frase ridícula a los autos reales. Otra vez: se quedaron sin gasolina e imagínense que en vez de ir a la gasolinera, se ponen a decir hasta el cansancio, “es que a mí eso de la manejada no se me da”. ¡No, no, no! ¡Sólo vayan a la gasolinera, sólo vayan y llenen el tanque!

Llenar el tanque en el idioma inglés significa devorar libros, acabarse las películas y las series, conversar hasta que ya no tengamos fuerzas, escuchar música y entenderla como si de eso dependieran nuestras vidas.

Supongamos que vamos a viajar en coche de la Ciudad de México a la frontera con Estados Unidos (antes de que pongan el muro… ¿Y quién lo va a pagar? Trump. ¿Quién? Trump). Muy bien. ¿Qué procede? Pues ir a la gasolinera, ¿no? Nos estamos entendiendo. ¿Pero qué sucede si ya estando ahí pedimos que nos pongan dos litros… bueno… tres para no vernos codos? ¡Pues obviamente no vamos a llegar ni a la salida de la ciudad! Ya nada más falta que cuando se les pare el coche, se pongan pensativos y establezcan un comité para indagar las causas por las cuales no avanzaron. ¡No, no y no! Hay cosas obvias, claras, sumamente predecibles.

Ah… pero cuando se trata del inglés, quieren avanzar dedicándole diez minutos al día. Predicción: saliendo del centro de la CDMX no van a llegar ni a San Juan del Río (lo sé, lo sé, yo mismo escribí una entrada que se llama Prácticas de 5 minutos…, pero la idea no es que sólo practiquen durante ese tiempo, sino que tengan múltiples prácticas de cinco minutos al día).

¿Con cuánto lleno el tanque?

Los tanques de los autos a veces tienen capacidad para 40 litros, a veces para 45, a veces para 50 y en otras ocasiones para un poco más. Con los gasolinazos de cada rato, pronto se van a necesitar como dos o tres quincenas para llenarlo. ¿Y en el caso del tanque de nuestro cochecito?

Voy a decir algo que a muchos no les va a gustar, pero hay que decirlo ya, con carácter de urgente (y sumamente importante, además): quien quiera llenar el tanque, quien quiera cerciorarse de que va a avanzar, tiene que dedicarle al inglés no menos de tres horas cada día. “¿Tres horas? ¡Qué flojera! ¡No Manchester United… es un buen!”, a lo que yo responderé: “Está bien. Hagan lo que quieran. Ya me cansé de sus pretextos de cuatro pesos. Síganle con su mediocridad”.

Acotación: Si tienen clase de inglés, no necesariamente cuenten las dos o tres horas de la sesión. Sólo cuenten el número de minutos en los que realmente usaron el idioma inglés. Si toda la clase se la pasaron hablando en español (su maestro o maestra incluidos), ni se les ocurra contar ese tiempo. Para decirlo de forma más clara, lo que tienen que contar son las horas de input, no las horas en las que todos aparentaron que medio aprendían y medio practicaban. Lo mismo pasa con las canciones. Si se pasaron dos horas supuestamente cantando sus rolas favoritas, pero no sabían ni qué decían, esas horas tampoco cuentan. ¿Por qué? Porque acuérdense que el input que nos conviene es el que contiene más mensajes que podemos entender y que además nos reta. Si en la canción hubo una o dos frases que no lograron captar, eso es diferente; pero si nada más estábamos inventando lo que cantábamos, pues no hay forma de contarlas.

¿Saben algo? Sus cochecitos tienen una ventaja que sus coches reales no tienen

En la vida real, en los coches reales, la gasolina se va y se acaba y lo que se acumula es el kilometraje. En sus cochecitos, la gasolina, el input, se va quedando y se va quedando, pero para que se note esa acumulación es fundamental que no le echen sólo uno o dos litros, sino muchos más.

Esa es la ventaja: que todo lo que le cargan en la gasolinera se queda y se queda y se queda.

FAQ: ¿Y por qué tres horas al día?

Porque queremos mejoras visibles y definitivas en los próximos años. Con 365 días cada año, tres horas de práctica se convierten en 1095 horas por año. Lo anterior, por supuesto, no les da un nivel intermedio-avanzado o avanzado en un año, pero los pone en el camino correcto para lograrlo.

Manos a la obra

Nuestro proceso de aprendizaje del idioma inglés requiere de combustible y ese combustible se llama input. Sólo avanzaremos, como un auto sólo avanza si se le pone gasolina, si a nuestro cochecito lo dotamos, precisamente, de input día tras día. Preguntarnos por qué no avanzamos cuando ni siquiera nos dignamos a hacer una parada en la gasolinera de vez en vez es como si, en el mundo de los coches reales, el auto se nos parara porque se acabó la gasolina y nosotros hiciéramos todo menos ir ahí donde la lógica indica.

Hagan que su cochecito se mueva; hagan que su cochecito avance. Es totalmente posible.

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jueves, 19 de enero de 2017

Stephen, mi ídolo

Juan Carlos García Valdés

Recuerdo hace no mucho tiempo, una plática que tuve con varias ahora exalumnas de psicología. Platicábamos de varios temas y poco a poco empezamos a hablar de su carrera. De pronto, pensé que la pregunta más adecuada que podía hacerles era que me dijeran quién era su psicólogo favorito. Tan pronto como hice la pregunta, el silencio se hizo presente. Yo esperaba que me iluminaran, que me hicieran aprender con sus respuestas, y, en cambio, lo que sucedió es que descubrí que muchas personas no tienen a un referente en lo que hacen. No sé cómo se puede aprender y/o trabajar así. No se cómo se puede amar lo que uno hace sin mirar a los gigantes que nos precedieron.

Hoy les hablaré de mi referente, de mi ídolo, de mi modelo a seguir: Stephen Krashen. De él, pero sobre todo de sus 5 hipótesis. Sus ideas me han ayudado mucho a entender cómo se adquiere un idioma y estoy seguro de que lo que hoy comparto con ustedes también les será de mucha utilidad. Krashen tiene 5 hipótesis y esta vez trataré de explicarlas de una manera poco común. 

Hipótesis #1: La diferencia entre aprendizaje y adquisición

Imagínense que en lugar de desarrollar su lengua madre como lo hicieron, sus papás los hubieran inscrito a un curso de español. Desde muy pequeños, tres días a la semana los llevarían a una escuela de idiomas, donde su maestro les explicaría la estructura del presente, luego la del futuro y después la del pretérito pluscuamperfecto. Ocasionalmente tendrían tarea como contestar un bellísimo workbook. Genial, ¿no?

Obviamente no. Incluso si hubieran tenido al mejor maestro del mundo, su desempeño habría sido mediocre si se le comparara con el desempeño que tuvieron con el simple hecho de escuchar, escuchar y escuchar a gente que les habló.

De hecho, he llegado a pensar que hablamos tan bien nuestro idioma nativo (unos más que otros, ciertamente) porque nunca nos hicieron aprendernos las reglas gramaticales; si nos lo hubieran pedido, todavía estaríamos balbuceando.

Escuchar y entender, algo que hicimos de forma natural, es lo que Krashen llama adquisición. Por el contrario, el esfuerzo consciente que hacemos al tratar de recordar fórmulas, palabras y excepciones es lo que él denomina aprendizaje.

¿Y si queremos avanzar realmente, cuál de las dos deberíamos priorizar? Sin duda, la adquisición.

Aplicación de esta hipótesis: buscar que nos hablen y nos hablen y nos hablen en inglés. Amigos, familiares, nuestros maestros, los árboles y los arbustos. Aunado a lo anterior, olvidarnos de la gramática, tanto como sea posible.

Hipótesis #2: El orden natural

Krashen señala que al adquirir una lengua, existe un cierto orden que todos seguimos. No sé si lo hayan notado, pero muchas de las personas que empiezan a adquirir o a aprender el idioma inglés a menudo dicen todos los verbos o la mayoría de ellos con terminación –ing: “I playing soccer” o “she watching TV”. Lo anterior tiene una razón. En inglés, la terminación –ing es una de las primeras que adquirimos; es decir, es una de las primeras que se nos quedan grabadas.

Lo contrario sucede con la –s de la tercera persona del singular en presente simple. Este es uno de los últimos aspectos que adquirimos del inglés. ¿Y entonces por qué es uno de los primeros que nos enseñan en clase?

Aplicación de esta hipótesis: los maestros y coordinadores tenemos que REPLANTEARNOS lo que estamos haciendo. ¿Por qué estamos siguiendo un orden gramatical en vez de uno natural? Y aquí no estoy proponiendo que entonces enseñemos en las primeras clases el –ing y que dejemos la –s para los niveles avanzados. Pero la pregunta sigue ahí: ¿Por qué enseñamos determinados temas antes que otros? Y una todavía más importante: ¿Por qué tan a menudo enseñamos temas gramaticales en vez de promover la adquisición?

Hagan estas preguntas a sus maestros o a los coordinadores de inglés de sus escuelas y, desafortunadamente, descubrirán que el silencio que se apoderó de la conversación con mis exalumnas se repetirá en la mayoría de los casos.

Hipótesis #3: El Monitor

No, no se refiere al monitor de la tele. Imagínense que se encuentran con un par de norteamericanos en Cancún y empiezan a hablar en inglés. Si realmente quieren tener una conversación, será prácticamente imposible que utilicen sólo frases que hayan memorizado. Más bien, tendrán que lanzarse al abismo de lo desconocido y atreverse a usar frases que nunca antes habían pronunciado completamente.

Si lo logran, no sin errores, pero si se dan a entender, eso habrá sido causado por la adquisición, de la cual depende la fluidez. Ahora bien, imagínense de nuevo la situación. Estarán hablando con Mr. y Mrs. Smith y, como dijimos, se aventurarán a recorrer caminos y territorios inexplorados, pero no me digan que no habrá, durante dicho diálogo, una vocecita interna que a menudo les susurre: “No era does, era do… ya me equivoqué” o “Dije eat y era eaten… no puede ser”. Esa voz es el monitor; monitorea, revisa, inspecciona lo que dijimos y está ligada con el aprendizaje.

Aplicación de esta hipótesis: Optar por temas gramaticales es darle una prioridad a la corrección y a la búsqueda de la perfección que no corresponde; primero debemos intentar mejorar la fluidez y ya después pulimos. Hacerlo al revés es como querer lustrar los zapatos antes de haberlos comprado. ¿Qué lustramos? Pues lo mismo pasa en nuestro ejemplo: si nos enfocamos en la gramática, lo que podremos pulir es muy, muy poco.

Hipótesis #4: El input

Vayan de nuevo a esos días soleados en los que eran todos unos babies (Obviamente, todos menos Chabelo). ¿Qué hubiera pasado si sus papás y sus tíos y sus abuelos les hubieran hablado con palabras extremadamente conceptuales? ¿Qué hubiera pasado si ellos, en lugar de referirse al chupón y al peluche que estaban en la recámara y a la comida que ustedes ya podían ver (aunque ahora difícilmente se acuerden), se hubieran referido al historicismo y a la alquimia filológica-filosófica? ¿Habrían entendido algo? No, la verdad es que su cara habría sido una épica cara de what?? Si progresaron fue porque su mente, chiquita pero muy capaz ya desde entonces, empezó a establecer relaciones entre lo que escuchaba y lo que veía, sentía y percibía. “Ah, tal vez eso de ahí sea peluche”, “a lo mejor eso que ese gigante está diciendo (pastel) es lo que está allá (y me lo voy a comer sí o sí)”.

De acuerdo con Krashen, mi ídolo, adquirimos cuando entendemos lo que otros nos dicen. Por ello, él señala que lo mejor es buscar input (información que recibimos) que sea i+1.

¿Y eso qué es? A lo que se refiere con i+1 es a que tratemos de obtener input que esté ligeramente arriba de lo que ya sabemos. ¿Por qué? Porque si es del mismo nivel que ya tenemos, nos podemos aburrir; por el contrario, si es mucho más elevada, podemos no entender nada y frustrarnos.

Aplicación de esta hipótesis: Siempre que practiquen, pregúntense si lo están haciendo con el input adecuado. ¿Está muy fácil? ¿Está extremadamente difícil para su nivel? Si la respuesta a cualquiera de las dos preguntas es afirmativa, deténganse y busquen un material que sea i+1, ni más ni menos. ¡No pierdan su tiempo practicando mal!

Hipótesis #5: El filtro afectivo

Utilicemos un ejemplo actual. Supongamos que tienen que escuchar una recomendación sobre la forma en la que están vestidos hoy. Tienen dos opciones: esa recomendación se las puede dar su best friend for ever and ever o se las puede dar la persona a la que más detestan en el mundo. ¿A quién escogerían?

La manera en cómo recibimos un comentario o una sugerencia depende mucho de quién haya dicho ese comentario o esa propuesta. ¿Por qué? Porque tenemos un filtro afectivo y este filtro se encarga de ir separando lo que queremos escuchar (lo que nos interesa) de aquello que no queremos oír, que nos es indiferente o que incluso nos molesta.

Pues lo mismo sucede al tratar de adquirir un idioma. Si su maestro les cae gordo, si no sienten interés por el inglés, si temen ser regañados continuamente por los errores que cometen o si se muestran ansiosos, su filtro subirá, subirá y subirá y esto no les permitirá avanzar. Lo mismo sucederá si odian a los gringos o si la cultura británica simplemente no les pasa.

Aplicación de esta entrada: Al tratar de adquirir otro idioma es fundamental que nos vayamos enamorando… de sus estructuras, de sus vocablos, de sus sonidos, de la cultura íntimamente ligada a ese idioma; es importante que cada vez encontremos más motivaciones para progresar. Si lo vemos como una carga u obligación, nunca avanzaremos.

Manos a la obra

Las ideas de Stephen Krashen nos pueden ayudar a entender la manera en la que adquirimos un idioma. Si lo hacemos, comenzaremos a deshacernos de las estrategias que no funcionan y priorizaremos aquellas que nos llevarán a buen puerto. Entender que el aprendizaje y la adquisición son distintos, que existe un orden natural, que el monitor tiene su función, pero que no debe ser nuestra prioridad #1, que hay que escoger un input adecuado y que nuestras emociones son más que importantes cuando queremos desarrollar nuestras habilidades en otro idioma nos permitirá dar pasos de gigante.

Libro de Stephen Krashen en el que habla sobre las 5 hipótesis:

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jueves, 12 de enero de 2017

El coronel no tiene quien le escriba, Cien años de verbo to be y 4 títulos más para ir En busca del tiempo perdido

Juan Carlos García Valdés

Hay entradas que las tengo durante un mes o más en la cabeza hasta que las escribo y hay otras que surgen de repente. Esta vez me senté a escribir y lo primero que me vino a la mente fue el libro de Gabriel García Márquez. ¿Cómo podría hacer una entrada tomando en cuenta ese libro? La respuesta no vino inmediatamente, pero sí el nombre de otras de sus obras literarias. Entonces supe lo que tenía que hacer: retomar los títulos de varios autores (aclaro: sólo los títulos) para darme un paseo por distintas áreas del aprendizaje del inglés y de la realidad de dicho aprendizaje en nuestras latitudes.

El coronel no tiene quien le escriba

Título que en nuestro universo alterno (el del inglés) nos remite a las personas que no han puesto en práctica los consejos de este blog. Pero todavía puedes cambiar. Te propongo tres acciones sencillas:

a)       Ve a la próxima expo de universidades extranjeras que se lleve a cabo cerca de tu ciudad. Inicia conversaciones con al menos 10 nativos del inglés y pregúntales si pueden mantenerse en contacto, ya que seguramente te saldrán algunas dudas o te será conveniente tener más información. Máximo una o dos semanas después del evento, escríbeles una nota breve en la que les agradezcas su trato y plantéales una pregunta (acerca de una institución educativa, de un programa de estudios o del costo de vida en su país). Algunos te dirán que sí pueden mantenerse en contacto, otros que no; algunos te contestarán, otros no. Pero si sigues este consejo y respetas el número (por lo menos 10 nativos), ten por seguro que tendrás una, dos o tres conversaciones en inglés aseguradas.

b)      Utiliza la plataforma http://lang-8.com/ desde ahora. En ella nativos del idioma te corrigen tus textos en inglés y tú les corriges textos a personas que están aprendiendo español. Lo que te propongo es que no te quedes ahí: puedes chatear (ya sea a través de dicha página o por fuera) con quienes te están corrigiendo. Obviamente que sea en inglés, por favor.

c)       Pídele recomendaciones a tus amigos de Facebook. Tal vez ellos tienen amigos extranjeros y te los pueden presentar virtualmente. Escríbeles y empieza a conocerlos.

Crónica de una muerte anunciada

Este título alude sí o sí a la manera en la que se enseña inglés en nuestro país: de forma anticuada, aburrida y poco práctica. Casi todo se centra en la gramática y en llenar cientos de ejercicios.

El otro día me pasó algo muy interesante. Por azares del destino, me encontré los libros de texto de inglés de dos personas muy cercanas. Estos son libros que ellos usaron hace 20 o 30 años. Pues déjenme decirles algo: la persona A, que tiene todo el libro contestado, casi sin errores y con una letra envidiable, actualmente habla el inglés como yo hablo el finés (o sea, nivel “me sé tres frases”).

Por el contrario, la persona B, que lo hacía “al aventón”, se inventaba a veces las respuestas y tiene páginas enteras sin contestar, hoy en día puede expresarse muy bien en inglés. Pensar que por contestar libros de texto y/o de puros ejercicios gramaticales llegaremos a la tan deseada fluidez es precisamente la crónica de lo que no se debe hacer.

Cien años de verbo to be

¡Y lo peor del caso es que a muchos ni se les pega! El Escritor, GGM, dijo en Cien años: “El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”.

En lugar de tablas y tablas del tan mentado verbo (“mentado” significa “que tiene fama o nombre, célebre”, no vayan a pensar que ya ando de malhablado), convendría más que empezáramos a tener pláticas en nuestro idioma meta, incluso si al principio casi todo en vez de nombrarlo, lo señaláramos. Así fue en nuestra lengua materna y ese inicio lleno de lagunas que tuvimos no cambia para nada el hecho de que hoy nos sintamos tan cómodos usando nuestro idioma.

Eso es lo que a menudo hace falta: volver nuestro al idioma nuevo, en este caso al inglés. No nos preocupemos porque no podemos decir mucho al principio; sólo escuchemos y escuchemos y escuchemos, que ya después no podrán callarnos.

Ficciones

Este título en otro universo nos llevaría a las regiones que se encuentran cercanas a El Aleph y a La historia universal de la infamia, pero aquí nos conduce invariablemente a las instalaciones de la Secretaría de Educación Pública.

Ficciones son los métodos y programas que la SEP promueve para que los mexicanos aprendan inglés (su Programa Nacional de Inglés en Educación Básica, entre otros). Si le hiciéramos caso a lo que ellos dicen, después de doscientos años hablaríamos peor que Peña Nieto.

Quien quiera entrar en depresión profunda, vaya a YouTube y vea los videos de dicho programa nacional (así están “aprendiendo” inglés la mayoría de los mexicanos); a quien aguante más de media hora, yo le pago el psicólogo). Puras ficciones, por no decir… puras p… (aquí sí táchenme de malhablado y ya me imagino a Enriquito diciendo: “¿Y ustedes qué hubieran hecho?”).

Ahora bien, tampoco se trata de decir que la SEP y el copetes son los únicos responsables de que el inglés de los mexicanos y las mexicanas no avance. ¿Cuántas escuelas que tienen autonomía para decidir cómo se puede impartir el inglés en sus aulas no terminan implementando las mismas ficciones? O, incluso peor, le ponen de su cosecha para que queden todavía más espantosas.

Un mundo feliz

Obra cumbre sobre los alumnos que constantemente le piden a sus maestros que los aprueben, aun cuando no hicieron nada en todo el semestre. Obra cumbre en la que los maestros hacen como que enseñan, los alumnos hacen como que aprenden y las autoridades y los padres de familia fingen que les importa.

En esta obra, los mexicanos no aprenden ni cinco palabras, pero un buen día llegan con su cara de singular alegría a Inglés 7 o Inglés 8 y cuando se les exige realmente, dicen que no es su culpa, que el problema es que los otros maestros no se preocuparon por su aprendizaje. “¿Y ustedes???” (Silencio).

El problema de este país radica en que todos nos hacemos de la vista gorda y, al final, todos aprueban, todos egresan y todos se incorporan a la Rueda Gigante de la Mediocridad, pero eso sí, con sonrisa incluida (y con cara de what? si sale algo en inglés). Resultado: Una productividad y una competitividad cada vez menor. Por ende, un país en peores condiciones. Ah… pero salgamos a la calle a manifestarnos (¿y si nos auto-manifestáramos? Lo sé, sonó muy metafísico).

Padre bilingüe, padre no bilingüe

Título que se asemeja al libro de Robert Kiyosaki. Seamos sinceros: en nuestro país el aprendizaje del inglés es costoso. Normalmente implica ir a una buena escuela privada durante varios años o asistir a clases particulares o hacer uno o varios viajes al extranjero con la finalidad de avanzar en el idioma.

¿Y si viéramos el inglés como una manera de ahorrar? Un padre bilingüe puede enseñarle inglés a su hijo. No hace falta que sea el experto en las conjugaciones y en los tiempos, sólo que le hable desde pequeño una y otra vez en lengua inglesa.

Los críticos podrán decir que eso no es suficiente y tal vez tengan razón, pero créanme que los hijos de padres bilingües, si estos se ponen las pilas, pueden llegar a su primera clase de inglés sabiendo decir ya muchas cosas y con un oído mucho más propenso a entender, lo cual, sin duda, sólo aumenta las posibilidades de que los hijos también aprendan (y reduce los costos inherentes).

Así es que incluso si sólo aprendieras inglés por tus hijos, de verdad, hazlo. No pierdas más el tiempo o, como diría Marcel Proust, ve En busca del tiempo perdido.

Manos a la obra

Ser proactivos al momento de escribir en inglés, cuestionar los métodos vigentes, involucrarnos en conversaciones en el idioma meta, volvernos responsables de nuestro propio proceso de aprendizaje y tener padres bilingües pueden, sin lugar a dudas, ayudarnos a aprender mejor y mucho más rápido.

Para esta entrada, mis pretextos fueron los nombres de 6 libros famosos. ¿Y saben algo? Para aprender inglés siempre puede haber un pretexto a la mano, aunque también es cierto que para no aprender puede haber como 267. Logren, pues, que Su Pretexto sea mucho más fuerte y poderoso que los centenares de excusas que habrá disponibles.

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jueves, 5 de enero de 2017

12 propósitos de año nuevo para un inglés mejorado

Juan Carlos García Valdés

Si tu inglés no va como quisieras, no es porque, como dicen los mediocres, “a mí el inglés no se me da”, sino porque no has desarrollado los hábitos necesarios que te permitan practicar lo suficiente. Te invito a que aproveches el cambio de año, “año nuevo, vida nueva”, para empezar o consolidar tu revolución del idioma, una que te permita hablar fluidamente, deshacerte de los miedos para usar el inglés en el día a día y avanzar a pasos agigantados. Ojalá que las próximas 12 ideas puedan convertirse en parte de tus propósitos de año nuevo para una mejora significativa de tu nivel. Comencemos.

Propósitos

Uva #1: Todos los días lee algo en inglés.

No te estoy diciendo que te eches todo un libro en 24 horas, lo cual sería fantástico, pero sí que revises los principales diarios (The Guardian o The Washington Post, entre otros) o las revistas más interesantes (Vogue, The Atlantic o The New Yorker). Lee un artículo al día o determina que cada mañana vas a leer durante 15 minutos o, por lo menos, revisa titulares.

Lo importante es que leas algo que te guste y llame la atención. En el párrafo anterior he sugerido periódicos y revistas porque siempre es importante estar al tanto de lo que sucede, pero las opciones son infinitas: cómics, blogs, redes sociales, libros, folletos, manuales, anuncios publicitarios. Lee todos los días y recuerda que como decía Cervantes, “el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”.

Uva #2: Ve un video en inglés diario

Uno nada más (bueno, o 60 si tú quieres). Puede durar tres o cinco minutos. Puede ser algo hecho por un youtuber (lo cual me recuerda que tengo que hacer una entrada al respecto), o un fragmento de una serie o de una película o una de las TED talks. Tú decides. Y si me permites recomendarte algo más, sobre todo si vas a ver el video en YouTube: lee los comentarios. Ya lo sé, muchos son muy tontos (no te recomendaría lo mismo para tu lengua materna), pero es inglés natural y tienes el contexto del video para entenderlos.

Uva #3: Ten más amigos en Facebook que sean nativos

¿Por qué? Punto #1: Porque la mayoría de sus publicaciones seguramente estarán en inglés y eso te ayudará a aprender nuevas palabras y frases. Y punto #2: Porque puedes chatear con ellos. Hablo de Facebook, pero ustedes saben más de redes sociales que yo. Replíquenlo.

Uva #4: Haz por lo menos un intercambio de idiomas este año

En estos días, una muy buena alumna mía me escribió y me comentó algo que me dio mucha alegría: “Teacher, quiero compartirle que a través de LinkedIn encontré a un nativo del inglés que estaba interesado en mejorar su español y ahora nos ayudamos mutuamente. Yo le ayudo con su español y él me ayuda con mi inglés”. Esa es la actitud. Costo de la operación total: $0 pesos. Requisitos: Ganas de aprender. Beneficios: Infinitos.
¡Encuentra a tu nativo ya!

Uva #5: Chatea en inglés

Ya lo he dicho múltiples veces y no me cansaré de hacerlo. Por lo menos el 50% de tus chats deberían de ser en inglés. Sin excusas ni pretextos.

Uva #6: Habla contigo mismo

Hay tantos momentos del día en los que estás tú y sólo tú y esa es justo la oportunidad para desarrollar la fluidez. Háblate a ti mismo en inglés, no te apliques la ley del hielo, cuéntate lo maravilloso o maravillosa que eres, repasa tus planes, haz un discurso sobre la importancia de comer cacahuates a las 12 del día. Y si alguien más te escucha y piensa que estás loco/loca, di “sí, ¿y qué?”

Uva #7: Dirige tus esfuerzos para aprender

No repases siempre lo mismo. Mil trescientas horas de verbo to be no son la solución. Analízate y pregúntate: “¿Qué me hace falta?” Si te hace falta mejorar tu listening, lleva a cabo acciones que te ayuden a ser mejor en esa habilidad. Si el problema es speaking, lo mismo. Si es vocabulario, no le des la vuelta al problema. Regla universal: “si quiero avanzar, practico lo que me falta y no nada más lo que me hace sentir cómodo”.

Uva #8: Vuélvete un amante de la música en inglés

Leonard Bernstein decía que “la música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido”. Lo que no te entra por las clases tradicionales a lo mejor te entra por el ritmo y la belleza de las letras. Simplemente disfruta y trata de entender lo que las canciones dicen. Acompañando a este goce vendrán, sin forzarlas, la gramática y el vocabulario que necesitas para ser un hablante exitoso. Pero ante todo, escucha música día tras día, como si tu vida dependiera de ello.

Uva #9: Incorpora a los videojuegos en tu aprendizaje diario

Ya lo he mencionado, sobre todo en las entrevistas que he publicado, y en las nuevas entrevistas (spoiler alertesta estrategia también reaparece. Los videojuegos están infravalorados para aprender inglés. Mi impresión es que si los lingüistas y los maestros jugaran más, tendríamos un mundo mejor y, francamente, necesitamos un mundo mejor.

Uva #10: Aplica la técnica del ahorro de los que saben

La mayoría de la gente dice: “No ahorro porque no me sobra nada de dinero”. Los que saben dicen: “Ahorra primero y luego gasta”. Pues lo mismo aplica para el aprendizaje del idioma. Si te la pasas diciendo que no tienes tiempo para practicar, simplemente invierte las cosas: Primero practica y luego haz todo lo demás. Todo el mundo tiene tiempo. Todos. Tú también.

Uva #11: Tómatelo en serio, pero NO te lo tomes tan en serio

Tómatelo en serio: aprender inglés requiere constancia y disciplina. De otra forma, no vas a llegar a ningún lado. Bueno, sí: al reino de la mediocridad, en este país, por cierto, muy extendido. Pero, al mismo tiempo: NO te lo tomes tan en serio. A veces veo a la gente repitiendo el “a mí no se me da” y parece que están a punto de sacar los kleenex para limpiarse las lágrimas. Que no hables inglés hoy no es una tragedia; la tragedia es que no hagas nada, otro año más, para desarrollar algo que ya no es un lujo, sino una necesidad en un mundo tan competitivo y complejo.

Uva #12: Forma a tu equipo de trabajo

De verdad. Necesitas a gente con la cual platicar y usar tus frases nuevas. Necesitas a gente que te ayude a entender una estructura. Necesitas a gente que te corrija las palabras que estás pronunciando mal. Necesitas a gente con la cual disfrutar el proceso y que te aliente y motive cuando parece que te hayas estancado o cuando el siguiente paso no resulte tan obvio.

Manos a la obra

¡Que este 2017 sea el mejor año para tu inglés! Francamente lo puedes lograr y sinceramente creo que estas ideas te pueden ayudar a dar ese salto significativo que tanto anhelas y que tanto se requiere hoy en día.
Empieza hoy y aprende “sin prisas, pero sin descanso”.

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