jueves, 12 de enero de 2017

El coronel no tiene quien le escriba, Cien años de verbo to be y 4 títulos más para ir En busca del tiempo perdido

Juan Carlos García Valdés

Hay entradas que las tengo durante un mes o más en la cabeza hasta que las escribo y hay otras que surgen de repente. Esta vez me senté a escribir y lo primero que me vino a la mente fue el libro de Gabriel García Márquez. ¿Cómo podría hacer una entrada tomando en cuenta ese libro? La respuesta no vino inmediatamente, pero sí el nombre de otras de sus obras literarias. Entonces supe lo que tenía que hacer: retomar los títulos de varios autores (aclaro: sólo los títulos) para darme un paseo por distintas áreas del aprendizaje del inglés y de la realidad de dicho aprendizaje en nuestras latitudes.

El coronel no tiene quien le escriba

Título que en nuestro universo alterno (el del inglés) nos remite a las personas que no han puesto en práctica los consejos de este blog. Pero todavía puedes cambiar. Te propongo tres acciones sencillas:

a)       Ve a la próxima expo de universidades extranjeras que se lleve a cabo cerca de tu ciudad. Inicia conversaciones con al menos 10 nativos del inglés y pregúntales si pueden mantenerse en contacto, ya que seguramente te saldrán algunas dudas o te será conveniente tener más información. Máximo una o dos semanas después del evento, escríbeles una nota breve en la que les agradezcas su trato y plantéales una pregunta (acerca de una institución educativa, de un programa de estudios o del costo de vida en su país). Algunos te dirán que sí pueden mantenerse en contacto, otros que no; algunos te contestarán, otros no. Pero si sigues este consejo y respetas el número (por lo menos 10 nativos), ten por seguro que tendrás una, dos o tres conversaciones en inglés aseguradas.

b)      Utiliza la plataforma http://lang-8.com/ desde ahora. En ella nativos del idioma te corrigen tus textos en inglés y tú les corriges textos a personas que están aprendiendo español. Lo que te propongo es que no te quedes ahí: puedes chatear (ya sea a través de dicha página o por fuera) con quienes te están corrigiendo. Obviamente que sea en inglés, por favor.

c)       Pídele recomendaciones a tus amigos de Facebook. Tal vez ellos tienen amigos extranjeros y te los pueden presentar virtualmente. Escríbeles y empieza a conocerlos.

Crónica de una muerte anunciada

Este título alude sí o sí a la manera en la que se enseña inglés en nuestro país: de forma anticuada, aburrida y poco práctica. Casi todo se centra en la gramática y en llenar cientos de ejercicios.

El otro día me pasó algo muy interesante. Por azares del destino, me encontré los libros de texto de inglés de dos personas muy cercanas. Estos son libros que ellos usaron hace 20 o 30 años. Pues déjenme decirles algo: la persona A, que tiene todo el libro contestado, casi sin errores y con una letra envidiable, actualmente habla el inglés como yo hablo el finés (o sea, nivel “me sé tres frases”).

Por el contrario, la persona B, que lo hacía “al aventón”, se inventaba a veces las respuestas y tiene páginas enteras sin contestar, hoy en día puede expresarse muy bien en inglés. Pensar que por contestar libros de texto y/o de puros ejercicios gramaticales llegaremos a la tan deseada fluidez es precisamente la crónica de lo que no se debe hacer.

Cien años de verbo to be

¡Y lo peor del caso es que a muchos ni se les pega! El Escritor, GGM, dijo en Cien años: “El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo”.

En lugar de tablas y tablas del tan mentado verbo (“mentado” significa “que tiene fama o nombre, célebre”, no vayan a pensar que ya ando de malhablado), convendría más que empezáramos a tener pláticas en nuestro idioma meta, incluso si al principio casi todo en vez de nombrarlo, lo señaláramos. Así fue en nuestra lengua materna y ese inicio lleno de lagunas que tuvimos no cambia para nada el hecho de que hoy nos sintamos tan cómodos usando nuestro idioma.

Eso es lo que a menudo hace falta: volver nuestro al idioma nuevo, en este caso al inglés. No nos preocupemos porque no podemos decir mucho al principio; sólo escuchemos y escuchemos y escuchemos, que ya después no podrán callarnos.

Ficciones

Este título en otro universo nos llevaría a las regiones que se encuentran cercanas a El Aleph y a La historia universal de la infamia, pero aquí nos conduce invariablemente a las instalaciones de la Secretaría de Educación Pública.

Ficciones son los métodos y programas que la SEP promueve para que los mexicanos aprendan inglés (su Programa Nacional de Inglés en Educación Básica, entre otros). Si le hiciéramos caso a lo que ellos dicen, después de doscientos años hablaríamos peor que Peña Nieto.

Quien quiera entrar en depresión profunda, vaya a YouTube y vea los videos de dicho programa nacional (así están “aprendiendo” inglés la mayoría de los mexicanos); a quien aguante más de media hora, yo le pago el psicólogo). Puras ficciones, por no decir… puras p… (aquí sí táchenme de malhablado y ya me imagino a Enriquito diciendo: “¿Y ustedes qué hubieran hecho?”).

Ahora bien, tampoco se trata de decir que la SEP y el copetes son los únicos responsables de que el inglés de los mexicanos y las mexicanas no avance. ¿Cuántas escuelas que tienen autonomía para decidir cómo se puede impartir el inglés en sus aulas no terminan implementando las mismas ficciones? O, incluso peor, le ponen de su cosecha para que queden todavía más espantosas.

Un mundo feliz

Obra cumbre sobre los alumnos que constantemente le piden a sus maestros que los aprueben, aun cuando no hicieron nada en todo el semestre. Obra cumbre en la que los maestros hacen como que enseñan, los alumnos hacen como que aprenden y las autoridades y los padres de familia fingen que les importa.

En esta obra, los mexicanos no aprenden ni cinco palabras, pero un buen día llegan con su cara de singular alegría a Inglés 7 o Inglés 8 y cuando se les exige realmente, dicen que no es su culpa, que el problema es que los otros maestros no se preocuparon por su aprendizaje. “¿Y ustedes???” (Silencio).

El problema de este país radica en que todos nos hacemos de la vista gorda y, al final, todos aprueban, todos egresan y todos se incorporan a la Rueda Gigante de la Mediocridad, pero eso sí, con sonrisa incluida (y con cara de what? si sale algo en inglés). Resultado: Una productividad y una competitividad cada vez menor. Por ende, un país en peores condiciones. Ah… pero salgamos a la calle a manifestarnos (¿y si nos auto-manifestáramos? Lo sé, sonó muy metafísico).

Padre bilingüe, padre no bilingüe

Título que se asemeja al libro de Robert Kiyosaki. Seamos sinceros: en nuestro país el aprendizaje del inglés es costoso. Normalmente implica ir a una buena escuela privada durante varios años o asistir a clases particulares o hacer uno o varios viajes al extranjero con la finalidad de avanzar en el idioma.

¿Y si viéramos el inglés como una manera de ahorrar? Un padre bilingüe puede enseñarle inglés a su hijo. No hace falta que sea el experto en las conjugaciones y en los tiempos, sólo que le hable desde pequeño una y otra vez en lengua inglesa.

Los críticos podrán decir que eso no es suficiente y tal vez tengan razón, pero créanme que los hijos de padres bilingües, si estos se ponen las pilas, pueden llegar a su primera clase de inglés sabiendo decir ya muchas cosas y con un oído mucho más propenso a entender, lo cual, sin duda, sólo aumenta las posibilidades de que los hijos también aprendan (y reduce los costos inherentes).

Así es que incluso si sólo aprendieras inglés por tus hijos, de verdad, hazlo. No pierdas más el tiempo o, como diría Marcel Proust, ve En busca del tiempo perdido.

Manos a la obra

Ser proactivos al momento de escribir en inglés, cuestionar los métodos vigentes, involucrarnos en conversaciones en el idioma meta, volvernos responsables de nuestro propio proceso de aprendizaje y tener padres bilingües pueden, sin lugar a dudas, ayudarnos a aprender mejor y mucho más rápido.

Para esta entrada, mis pretextos fueron los nombres de 6 libros famosos. ¿Y saben algo? Para aprender inglés siempre puede haber un pretexto a la mano, aunque también es cierto que para no aprender puede haber como 267. Logren, pues, que Su Pretexto sea mucho más fuerte y poderoso que los centenares de excusas que habrá disponibles.

Puedes compartir cualquier duda, pregunta, comentario o sugerencia escribiendo al correo electrónico juan.garciavaldes@cadlenguas.com

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