Juan Carlos García
Valdés
Sin notarlo, ya estamos en el penúltimo mes del año y hay que
empezar a ver lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. En mi caso, ha
sido el mejor año para mi alemán y un año de consolidación para mis ideas sobre
el aprendizaje de idiomas. En definitiva, un buen año hasta el momento. Pero
nada de esto sería posible sin mi Lieblingsmensch.
Les cuento.
Lieblingsmensch
Cuando me propuse avanzar a grandes pasos en mi alemán,
pronto me di cuenta de que la música tendría que ser mi principal aliada. Sin
embargo, me preocupó el hecho de que la mayoría de las canciones que había
escuchado hasta ese momento en ese idioma no me terminaba por enamorar.
Me di, entonces, un plazo de una semana para encontrar
canciones que realmente disfrutara y en el proceso me encontré con la que
seguramente es la canción que más he escuchado en todo el 2017: Lieblingsmensch,
de Namika.
Lieblingsmensch no es otra cosa que “persona
favorita” en alemán y en la canción que lleva por título dicho vocablo la
cantante germana nos describe a su ser predilecto, ese que hace que “se le pase
el tiempo volando” incluso “cuando están en el tráfico”, que “hace que el café
malo sepa a café de Hawaii” (¿el café de Hawaii es bueno?) y ese que “ante su
silencio, sabe aconsejar”.
Lieblingsmensch, “un cumplido enorme”, como nos los
recalca la niña de Nador, es aquella persona que “nos conoce muy bien” y con
quien “podemos ser quienes somos”, “locos y soñadores”.
Aquí les dejo el link de la canción y el link de una versión con subtítulos en español (no creo que sean perfectos ni mucho menos, pero pueden proporcionarles
una idea de lo que va la canción).
En el país de “yo lo
puedo todo”
En esta nación en la que nos sentimos todos supermanes y supermanas
(eso no suena bien), no es un secreto que nos cuesta mucho trabajar en equipo. Aquí
hay más genios que en otras latitudes, pero genios a los que no les gusta
compartir ni comunicar. No obstante, cada vez me doy más cuenta de ello, los
logros sólo vienen si se trabaja de manera conjunta. Por lo tanto, si fuera a
morir mañana o el día después de mañana (que suena más bien a película apocalíptica)
el consejo que le daría a mi Lieblingsmensch sería: “rodéate de un buen equipo”,
tanto en lo personal como en lo profesional (y valóralo; no es tan fácil de
conseguir).
Lo contrario a un buen
equipo
Cuentan por ahí que el gran Alfredo di Stefano le dijo una
vez al portero de su equipo lo siguiente: “No te pido que atajes las que van para
adentro, pero por lo menos no metas las que van para afuera”.
A decir verdad, yo siempre he creído que esta frase de La Saeta
Rubia es la definición por excelencia del tipo de persona que deberíamos evitar
a toda costa: aquel que no sólo no aporta nada, sino que además torna las
soluciones en problemas y las oportunidades en catástrofes.
Esa persona que consume nuestra energía por banalidades y nimiedades,
esa que nos limita, esa es nuestra anti-Lieblingsmensch
y tiene por lo menos una función en la vida: hacer que valoremos a quien no sólo
ataja las que van dentro, sino que además resuelve con soltura las que van al ángulo
y una vez que tiene el balón en sus manos pone pase de gol, porque así como hay
personas que nos drenan, hay otras que nos hacen florecer. Y si este 2017 ha sido un año bueno, esto se debe a que me he
alejado de mis anti-Lieblingsmenschen
y me he acercado a quienes “me levantan incluso si me dejo caer”.
Mis Lieblingsmenschen
Isaac Newton dijo alguna vez lo siguiente: “Si he logrado ver
más lejos, ha sido porque he subido a hombros de gigantes”. Pues me dispongo a
contarles de mis propios gigantes.
Lieblingsmensch es la persona que todos los días me ha dado
ideas nuevas para que mis alumnos aprendan más. Hace sólo unos días, una de mis
alumnas me preguntó: “¿Cómo le hace para descubrir tantas aplicaciones y tantos
juegos para aprender inglés?” y la respuesta es Lieblingsmensch. Recuerden que
yo sólo descubro más porque me “he subido a hombros de gigantes”.
Lieblingsmensch es la persona que a pesar de estar de
vacaciones, interrumpe sus planes para ir a platicarles a mis alumnos cómo es
la vida en otro país. No sólo hace eso, sino que lo hace con una sonrisa
permanente.
Para algunos de mis alumnos, esta primera interacción totalmente
en inglés se vuelve un incentivo para querer aprender más. Lieblingsmensch es
mi amigo que hace que todo esto sea posible y aquí me doy cuenta de que hay una
especie de boomerang en la vida. Si
hace algunos años, no lo hubiera apoyado con mi granito de arena para que
aprendiera inglés, ahora mis alumnos no habrían tenido la oportunidad de probar
sus habilidades lingüísticas con alguien que no sea el teacher.
Lieblingsmensch es la persona que me invita a Escocia durante
tres semanas, me hospeda en su departamento y me lleva a recorrer los lugares más
espectaculares de aquel país. Lo mismo me prepara un buen desayuno por la
mañana que me explica la importancia del Monumento a William Wallace por la
tarde. Y de paso me lleva a Londres, una ciudad que ha pisado 17 veces y que se
sabe de memoria.
Lieblingsmensch es la persona que me ayuda con el diseño de
los materiales y productos que desarrollo, siempre con una disposición que le
admiro y con ideas que sobrepasan a la parte más lúcida de mi imaginación.
Lieblingsmensch es la persona que al terminar la clase me da
las gracias y que me cuenta que antes el inglés no le agradaba, pero que ahora
le gusta mucho. A veces para un teacher ver el avance de alguien vale más que
mil palabras. Y ver un cambio de actitud positivo vale 2,632 vocablos más
(descubrir “la personalidad de cada persona”… eso sí no tiene precio).
"Uno, me aventuro a decir”, dice Sergio Pitol “es los
libros que ha leído, la pintura que ha conocido, la música escuchada y
olvidada, las calles recorridas. Uno es su niñez, unos cuantos amigos, algunos
amores, bastantes fastidios. Uno es una suma mermada por infinitas restas"
y yo, que no soy Sergio Pitol, me atrevo a decir que un teacher es “la suma de los
cambios positivos que ha logrado en los otros”, así es que esa es, Lieblingsmensch,
la definición de educación que he logrado en mi vida.
Lieblingsmensch es la persona que cada jueves lee mi blog y
pone en práctica los consejos y tips para mejorar su inglés.
Lieblingsmensch es la persona que a pesar de tener muchas
ocupaciones, deja a un lado sus actividades para que yo me aprenda mi lista de palabras
de alemán y me lleva juegos para que practique ese idioma que a veces me resulta
esquivo.
Lieblingsmensch es quien todos los días hace algo por su inglés
y todos los días hace algo por el inglés de los demás (¿se acuerdan de que
tenemos que trabajar en equipo?)
Lieblingsmensch es quien me da retroalimentación sincera y no
comentarios basados en la admiración o el odio previos.
Lieblingsmensch soy también yo, que este año he sido muy
constante con mi alemán, con mi blog, con mis viajes, con mis no viajes y que
he decidido cambiar mis ideas a pesar de que frecuentemente gozan de una
aceptación mayoritaria (eso me he dado cuenta este año: a veces hay que cambiar
aunque los que te quieran y te admiren se resistan).
Lieblingsmensch son todas las personas a las que no conozco,
pero que me facilitan mi trabajo: Luis von Ahn, Tim Ferriss, quien haya creado
los formularios y los blogs de Google, mi adorado Krashen, Ronnie de EngVid y
tantos más que producen materiales tan maravillosos para aprender inglés y alemán.
Vivimos en una era en la que el aprendizaje de un idioma es mucho más fácil que
antes y a veces no lo valoramos. Nunca antes fue tan fácil subirse “a hombros
de gigantes”.
Dirán… ¿y a mí todo
esto qué?
“Si eres el promedio de las cinco personas con las que más te
juntas”, como decía Jim Rohn, mucho de lo que hayas logrado en este año y de lo
que lograrás en los siguientes dependerá de tus Lieblingsmenschen y te reitero, aunque te suene a disco rayado, que
el inglés no será la excepción: júntate con monolingües y serás monolingüe o
vete por un café a Hawaii y descubre qué pasa.
Manos a la obra
Si te equivocaste de Lieblingsmenschen,
todavía tienes noviembre y diciembre para cambiar y para que entres totalmente
motivado al 2018. Quédate con los que te alienten, te entiendan, te llenen de
energía y te pongan cara de “vamos a aprender más, juntos”. ¡Sí se puede!
Danke Lieblingsmenschen!
¿Y tú a quién puedes agradecerle este año?
Puedes compartir cualquier
duda, pregunta, comentario o sugerencia escribiendo al correo electrónico juan.garciavaldes@cadlenguas.com
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