jueves, 25 de mayo de 2017

El dibujo de dios, Chomsky y los disciplinados y el deseado fin de las escuelas

Juan Carlos García Valdés

A veces parece que hacemos las cosas como simples autómatas. No nos detenemos a pensar el porqué de nuestros actos ni de nuestras decisiones. Nos quejamos de que nuestros gobiernos no tienen una visión, pero si nos pusiéramos a analizar nuestras vidas personales y profesionales, nos daríamos cuenta de que estamos igual o peor.

Desafortunadamente, el caso del inglés no es la excepción y a menudo sólo copiamos lo que otros están haciendo, supuestamente para aprender, sin permitirnos un momento para reflexionar sobre si efectivamente estamos haciendo lo mejor o no.

En esta entrada, I want to kill two birds with one stone o, lo que es lo mismo, quiero matar dos pájaros de un tiro: Por un lado, quiero reflexionar sobre el acto educativo y el acto de aprendizaje, refiriéndome a algunos de mis héroes de la pedagogía y el pensamiento; por otro lado, quiero que al referirme a ellos, ustedes puedan descubrir algunas de sus conferencias y libros, en inglés, para que al reflexionar también puedan aprender más sobre la lingua franca.

Veamos si lo logramos.

Ken Robinson y el dibujo de Dios

Todo lo que viene a continuación es obra de mi adorado Ken Robinson, así es que abro 18 comillas: “x18

Kencito cuenta la historia de una niña de seis años que (las quotation marks deberían empezar aquí, de hecho) casi nunca ponía atención en clase, pero que, de pronto, en una sesión de dibujo había estado muy atenta. Su maestra le preguntó qué estaba dibujando, a lo que ella respondió:
-         
Estoy dibujando a Dios.

La maestra, sorprendida, dijo:
-       
  Pero nadie sabe cómo se ve Dios.
     
     A lo que la niña de seis años respondió:
-        
Lo sabrán en un minuto.
x18  Fin de las dieciocho comillas.

Ahora bien, la pregunta que surge es por qué una niña de seis años se permite mostrarnos con total seguridad su imagen de dios y nosotros, los adultos, altamente educados y con catorce mil complejos, nos atenemos a una o dos o tres historias en las que hay que creer a rajatabla.

El problema en sí no es lo que creamos sobre dios, sino lo que creemos sobre todo lo demás, y, principalmente, lo que creemos sobre la educación.

Si le preguntáramos a la gente qué es la educación, a menudo nos veríamos bombardeados con la misma idea en sus distintas versiones: “ir a la escuela”, “ir a clases”, “estudiar una licenciatura o una maestría”, cuando lo cierto es que a veces lo más alejado de la educación está en las escuelas y en las universidades, donde casi siempre se trata de memorizar y repetir.

Así las cosas, frecuentemente vemos a los niños de nuestro país, con sus mochilas del Pípila, y a los adolescentes, pero también a los estudiantes universitarios y no se diga a los de doctorado, repetir como robots conceptos y definiciones que alguien, a menudo un maestro o un libro, les ha dicho que son importantes. ¿Y todo para qué? Para pasar un examen y para obtener un título (Noam Chomsky habla de esto en la conferencia que les recomendaré un poco más adelante).

¿Y en cuanto al inglés se refiere? Todos se la pasan repitiendo una y otra vez que el “inglés es indispensable” y yo que vivo de ello, me niego a aceptar tal realidad. El inglés no es indispensable para un abogado que va a vivir toda su vida en las inmediaciones del Altiplano; el inglés no es indispensable para mis padres, que a sus sesenta y pico de años, afortunadamente ya no tienen necesidad de ir a pedir trabajo; el inglés no es indispensable para muchísimas personas, que podrían ser felices sin la lengua inglesa (¿de eso se trata todo, no?... de ser felices), pero nos gastamos millones de pesos al año para que todos lo aprendan y…

El problema está en que casi nadie lo hace.

¿Por qué? Porque seguimos repitiendo como autómatas que el inglés se aprende en la escuela y comprando libros de texto y mandando a nuestros hijos a Vancouver y resulta que en la escuela sólo se aprende un poco, que los libros de texto son totalmente dispensables, o superfluos, si el uso de esta palabra les parece mejor, y que Vancouver está bien para vacacionar, pero que nadie en su sano juicio se gastaría $100,000 pesos en uno o dos meses para que su tesoro supuestamente aprenda inglés en esa ciudad tan verde y tan bella, cuando la realidad es que sólo va a ir a hablar con otros extranjeros, gente de Francia y Japón, y muy a menudo con muchos latinoamericanos, con los cuales irá a todas las excursiones posibles, habidas y por haber, pero no aprenderá casi nada.

Pero ahí estamos repitiendo lo que los demás hacen y dicen (¡no deberías empezar una oración con “pero” J.C.!) y la complicación radica en el hecho de que si bien el abogado y mis padres pueden vivir sin el verbo to be, muchas otras personas no pueden, o, al menos, no deberían.


Noam Chomsky y los disciplinados

Quien quiera una definición lo más correcta posible del acto educativo en la actualidad, bien podría referirse a las palabras de Chomsky: “most schooling is just training for stupidity and conformity”.

Desafortunadamente, las clases de inglés frecuentemente siguen el mismo patrón. Desde dentro, les puedo decir que la gran mayoría de ellas están diseñadas, a menudo inconscientemente (no estoy diciendo que los maestros lo hagan a propósito; pero lo cierto es que lo hacen) para cumplir con los programas de estudio o para quedar bien con los evaluadores u observadores y no para que los alumnos aprendan. Ya es momento de que alguien lo diga y de que nos centremos cien por ciento en los alumnos y no en planeaciones estúpidas requeridas por entes estúpidos.

Chomsky menciona lo siguiente: “x15.3 The educational system is supposed to train people to be obedient, conformist, not think too much, do what you’re told, stay passive, don’t cause any crisis in democracy, don’t raise any questions, and so on, that’s basically what the system is about. Even the fact that the system has a lot of stupidity in it has a function. It means that people are filtered out for obedience. If you can guarantee a lot of stupidity in the educational system, you know, like stupid assignments and things like that, you know that the only people who will make it through are people like me and like most of you, I guess, who are willing to do it no matter how stupid it is because we want to go to the next step, you know. So you may know that this assignment is idiotic and the guy up there couldn’t think his way out of a paper bag, but you’ll do it anyway because that’s the way you get to the next class and you want to make it so on and so forth. Well, there are people who don’t do that. There are people who say <<I’m not going to do it. It’s too ridiculous>>”x15.3.   

El hecho de que un personaje como Chomsky haya dicho esto nos debería llevar a una revolución total en la educación, pero como pueden ver, aquí y en China, casi nadie hace nada o, dicho de otra forma, lo cambiamos todo para que permanezca igual.

¿Cuántos proyectos idiotas han tenido en sus clases de inglés? ¿Cuánta tarea innecesaria y cuántos requisitos brutos y ridículos? ¿Cuántas dinámicas que no llevan a nada? Ahí está lo que el propio Chomsky dice, con evidencias del aquí y el ahora.

Y en este país prácticamente todos pasan su materia de inglés, aunque después no sepan ni decir Hello!

Link:


Iván Illich y el fin de las escuelas

La última recomendación no es una conferencia, sino un libro. No me parece que esté escrito de la mejor manera, pero las ideas del gran Iván Illich son brillantes.

Illich menciona que: “x17.42 Universal education through schooling is not feasible. It would be no more feasible if it were attempted by means of alternative institutions built on the style of present schools. Neither new attitudes of teachers toward their pupils nor the proliferation of educational hardware or software (in classroom or bedroom), nor finally the attempt to expand the pedagogue's responsibility until it engulfs his pupils' lifetimes will deliver universal education. The current search for new educational funnels must be reversed into the search for their institutional inverse: educational webs which heighten the opportunity for each one to transform each moment of his living into one of learning, sharing, and caring.x17.42

Y vuelvo a colocar aquí la frase que me inspira a buscar momentos de aprendizaje, no en la escuela, sino en la vida cotidiana:

educational webs which heighten the opportunity for each one to transform each moment of his living into one of learning, sharing, and caring.”x17.42 (el gran Illich).

El aprendizaje del inglés no debería de estar exento de esta gran verdad: No puede partir de los preceptos de una SEP arcaica o de programas de estudio impersonales, sino desde las propias necesidades y motivaciones de los aprendices.

Imagino un aprendizaje del inglés liberado, autónomo, si bien con las guías que puede requerir, divertido, significativo, útil desde el primer momento, práctico y colaborativo. 

Lo imagino, lo deseo y por ende trabajo para lograrlo.

Link:


Manos a la obra

Escuchar y leer a tres grandes voces de la educación y el pensamiento nos puede permitir reflexionar sobre el acto del aprendizaje del inglés. ¿Estamos haciéndolo bien? ¿Qué podríamos cambiar? ¿Para qué aprendemos inglés?

Ojalá que puedan adentrarse en las ideas de estos tres genios y ojalá que, de paso, eso les ayude a mejorar su nivel de inglés.

Puedes compartir cualquier duda, pregunta, comentario o sugerencia escribiendo al correo electrónico juan.garciavaldes@cadlenguas.com

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