jueves, 3 de marzo de 2016

El día que me vaya a Estados Unidos, ese día hablaré inglés... ¡deja de poner pretextos!

Juan Carlos García Valdés

Lo he escuchado infinidad de veces. Lo he escuchado de mis alumnos y lo he escuchado de mis amigos. “El día que me vaya a Estados Unidos” o “el día que me vaya a Inglaterra, ese día finalmente hablaré inglés”. Mi experiencia, no obstante, me dice que esto no siempre es lo que sucede. Veamos por qué.

Coloquemos como ejemplo a Marco. Marco es por supuesto un nombre ficticio, pero nos ayudará a entender mejor este caso.

Marco no ha aprendido prácticamente nada de inglés en sus dieciocho años de vida. Llevaba la materia de inglés, pero la mayoría de sus maestros dejaban mucho que desear y el día que lo intentó por su cuenta con unos CDs que le regalaron, se dio por vencido a la semana.

Un buen día, sin embargo, Marco decide que tiene que aprender y les plantea a sus papás la posibilidad de irse a Estados Unidos seis meses a tomar un curso. “Les prometo que allá lo voy a hablar diario y les juro que voy a aprender”. Sus papás dudan al principio, pero después acceden.

Marco llega a Nueva York con todas las pilas puestas y se presenta a la escuela de idiomas en su primer día de clases. Para su sorpresa, las clases allá no son muy diferentes. El maestro, un norteamericano de unos treinta y cinco años, luce un poco desanimado y les da unos ejercicios del verbo to be.

Realidad #1: Las clases en Estados Unidos, Canadá o Inglaterra no van a ser necesariamente mejores que las mejores clases que puedes tener donde vives.

“No importa”, piensa Marco. En la hora del receso podré hablar en inglés con muchas personas. Llega este momento y Marco ve a un par de japonesas. Sin embargo, ellas están hablando en japonés. “Lo intentaré con los franceses”. Oui, merci, je ne sais pas. “Ni hablar; pero bueno, no todo está perdido. Puedo ir con los latinos y podemos hablar en inglés”.

Marco lo intenta y ellos se le quedan viendo. “¿Qué no eras mexicano?”, le preguntan. “Pues sí, pero quería practicar”. “¿Practicar? Hay mucho tiempo para eso. ¿Entonces qué? ¿A dónde vamos a ir por la tarde?”

Realidad #2: En los cursos de idioma en países de habla inglesa es común que los latinos se junten con los latinos, los franceses con los franceses y los japoneses con los japoneses. No es que la interacción con personas de otras partes del mundo no se dé, pero afrontémoslo: los seres humanos a menudo optamos por la opción más sencilla y esa opción, en este caso, es convivir con la gente que ya nos entiende.

Desafortunadamente, esto se repite todos los días y Marco lo único que hace es ir a sus clases, en las que principalmente sigue viendo gramática. Cuando ocasionalmente intenta hablar inglés con algún nativo, se da cuenta de que entiende muy poco y que, por lo tanto, no puede seguir la conversación.

Realidad #3: Los nativos del inglés estarán inmersos en sus propias actividades diarias. Por cruel que suene, su prioridad no es tu aprendizaje e, incluso, si lo fuera, si te vas con un nivel muy bajo o nulo es prácticamente un hecho que no entenderás nada.

Después de seis meses, Marco regresa a su país de origen y ciertamente ha podido experimentar cosas nuevas. No obstante, su inglés sigue prácticamente sin mejorar.

¿Qué pudo haber hecho Marco para que la experiencia realmente valiera la pena (desde un punto de vista lingüístico)?

Solución #1: No te vayas con un nivel básico; aprende lo más que puedas en tu país y luego emprende la aventura.

Me la paso diciéndolo todo el tiempo y esta vez no será la excepción. Si realmente quieres avanzar, lo mejor es irte con, por lo menos, un nivel intermedio (un nivel B2 del Marco Común Europeo). Esto te permitirá interactuar con un mayor número de personas y sacarle provecho a cada una de las situaciones. Para lograrlo, recuerda que necesitarás muchas horas de práctica y, sobre todo, requerirás la disciplina suficiente para avanzar hacia las metas que te hayas propuesto.

Solución #2: Desafía el sentido común e inscríbete a un curso que no sea de lengua

La mayoría de la gente piensa que para aprender un idioma la mejor opción es irse al país en donde se habla dicho idioma y tomar un curso, precisamente, de lengua. Pero, ¿qué pasaría si en vez de ello, una vez en Estados Unidos, Canadá o Inglaterra, te inscribieras a un curso de arte, jardinería, cocina, negocios o nuevas tecnologías? No tengo la menor duda de que aprenderías mucho más.

Las razones son muy sencillas. En primer lugar, estarías rodeado de gente que habla muy bien el inglés (probablemente la mayoría de tus compañeros serían nativos del idioma que quieres aprender). Si empiezas a convivir con ellos, posiblemente te presenten a otras personas (que también hablan muy bien) y esto constituirá una posibilidad adicional de práctica.

En segundo término, si te inscribes a un curso de algo que te apasione, es muy probable que ya conozcas mucha información al respecto. Esto te permitirá entender con mayor rapidez los términos que se utilizan en el idioma meta.

Finalmente, estarás en contacto con un inglés mucho más natural y no únicamente con estructuras gramaticales o listas de vocabulario, como a menudo sucede en las clases de lengua.

Solución #3: Deja tu nacionalidad y tu idioma nativo en el aeropuerto

Irte a Estados Unidos, Canadá o Inglaterra para hablar español no tiene mucho caso. Comprométete a hablar en inglés, sea cual sea tu nivel.

Para ello recomiendo comenzar a utilizar la lengua inglesa desde el momento en que te subes al avión. Habrá gente que te mire de forma rara, habrá gente que se sienta incómoda y habrá gente que te critique, pero el único beneficiado serás tú. De regreso a tu país, tendrás mucho tiempo para hablar español, pero por ahora será mejor centrarte en el idioma que quieres aprender.

Y no sólo se trata de las palabras. Te apuesto a que si empiezas a actuar como los nativos lo hacen, tu experiencia será mucho más satisfactoria. Esto te permitirá entender sus acciones y adoptar el lenguaje corporal y la actitud que el nuevo idioma exige.

Manos a la obra

Si tu viaje está a la vuelta de la esquina, olvídate de tu lengua materna y practica el inglés siempre que te sea posible. Si, por el contrario, tu viaje es un proyecto a mediano o largo plazo, no desaproveches cada momento del día para conseguir ese nivel intermedio que te permitirá sacar el máximo provecho de tu estancia en algún país de habla inglesa.  

Puedes compartir cualquier duda, pregunta, comentario o sugerencia escribiendo al correo electrónico juan.garciavaldes@cadlenguas.com

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